Damaris Pan: «Intento desclasificarme de ser una ‘mujer artista’ porque me agobia»
Si Damaris Pan (Mallabia, 1983) tuviera que definirse a sí misma descartaría de su biografía palabras como «investigadora» o «docente» y se enfocaría tan solo en «artista». La primera la descartaría porque no entiende el arte sin la investigación y, la segunda, porque no podría llegar a haberse convertido en profesora de arte sin haber sido primero artista. Pan es profesora de Departamento de Pintura de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) además de una de las pintoras más reconocidas en Euskadi. Recientemente ha sido galardonada con el premio Gure Artea 2021 por su trayectoria en el mundo del arte.
Entre las consideraciones del jurado para seleccionarla entre el resto de artistas, han destacado que Pan es «uno de los principales representantes del renacimiento en la pintura vasca de los últimos años» y muestra «una forma poética de entender el arte y, en particular, la pintura». Sin embargo, la artista no coincide con esa descripción sobre su persona. «El premio me alegra muchísimo, pero me sorprende leer ese tipo de titulares porque yo no me siento representante de nada ni tampoco me gustaría serlo», asegura a este periódico.
Para la artista es importante que su propia obra le sorprenda a sí misma, además de sorprender al público, por ello, sus exposiciones esconden cuestiones cotidianas como el cambio de la apariencia de las personas en el caso de la muestra ‘Qué morena estás’ o la traición a uno mismo en ‘Cuernos a la vista’ frase que confiesa que tomó de un artículo que hablaba de un ‘reality show’ en el que uno de los personajes le fue infiel a su pareja.
Este año ha recibido el premio Gure Artea por su trayectoria artística. El jurado la ha seleccionado por ser «una de las principales representantes del renacimiento en la pintura vasca de los últimos años». ¿Qué supone para usted?
Me parece que ese tipo de afirmaciones como ser ‘la representante’ de algo no son reales. El premio me alegra muchísimo, pero me sorprende leer ese tipo de titulares porque yo no me siento representante de nada ni tampoco me gustaría serlo. Al final, yo pinto, pero no lo hago en defensa de la pintura. Si en vez de pintar estuviera escribiendo, mi preocupación en cuanto a la vida y al arte sería la misma, entonces me sorprende leer eso sobre mí porque no me importa tanto la pintura como parece ahí.
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