Las niñas de altas capacidades son invisibles al sistema
“Cuando un niño tiene un expediente brillante, en las salas de profesores se oye ¡qué chico más listo!, cuando una niña tiene el mismo expediente se comenta ¡qué chica más trabajadora!”, se indigna Pilar Muñoz Deleito, doctora en Psicología especialista en altas capacidades (AACC), que ha ejercido como orientadora escolar gran parte de su trayectoria profesional. “Parece que no tengan derecho a ser listas. Los adultos, desde pequeñas, empiezan a proyectar una imagen sobre las niñas que va calando en su forma de presentarse al mundo”, se queja esta psicóloga que habla de un mensaje sutil, silencioso, que supone la puerta de entrada al menoscabo de su propia capacidad.
El proceso socializador juega una mala pasada a las niñas, los estudios ya han demostrado que a nivel cerebral, en cuanto a capacidades, no existen diferencias entre sexos. “Las niñas son más adaptables y eso hace que, por norma general, en primaria, una niña con altas capacidades no suela despertar preocupación”, explica Susana Arroyo, terapeuta familiar y directora de Hemisferic Altes Capacitats. “Es la típica niña muy perfecta, amiga de sus amigas, buen rendimiento, muy líder, empática, ayuda a quienes lo necesitan…, las favoritas de los profesores”, comenta.
Aunque hay otros modelos de niñas con altas capacidades, en general, todas suelen pasar desapercibidas durante la primaria. Al sistema educativo, lamentablemente, le cuesta identificar cuándo no hay una problemática asociada, por lo que los cursos pasan y la identificación no llega, y esa falta de atención a sus necesidades educativas empieza pronto a generar malestar, año tras año, dando lugar a problemas que tampoco se asocian fácilmente con las altas capacidades. “Las mujeres no solemos generar síntomas muy explosivos con el malestar, nosotras tenemos tendencia a cuadros de depresión, ansiedad…”, explica esta terapeuta. Estas chicas, ya en la ESO, suelen empezar a bajar sus notas, otra acción que las aleja aún más de la identificación, puesto que, aunque la formación a docentes y familias ha mejorado mucho, aún es frecuente descartar las altas capacidades si los resultados académicos no son brillantes.
La Ley reconoce la obligación de las administraciones educativas de adoptar las medidas necesarias para identificar al alumnado con altas capacidades intelectuales y valorar de forma temprana sus necesidades de manera que les permitan desarrollar al máximo sus capacidades. La OMS (Organización Mundial de la Salud) calcula que el 2% de la población tiene altas capacidades, sin embargo, en España solo está identificado un 0,38% del alumnado.
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