¿Dónde empezó el feminismo?
Feministas, liberales y conservadoras, también católicas, de la lucha revolucionaria, socialistas, anarquistas y de la Ilustración. El feminismo recorrió la historia y la vida de mujeres, que se calificaban o no, bajo este concepto. Desde el siglo XVIII al XX, las biografías de ocho de ellas, todas aragonesas, están ahora recogidas en un libro colectivo: “Feminismos: Contribuciones desde la historia” con un objetivo triple. El análisis pretende generar un debate sobre la pluralidad en la lucha por mejorar la situación de las mujeres en sus respectivas sociedades, revisar el término bajo criterios históricos y recuperar la reflexión feminista para que esta llegue a toda la ciudadanía.
Diez especialistas de seis universidades participan en este volumen para abordar el debate social e historiográfico sobre las prácticas y discursos del pasado que son considerados feministas. “Es curioso cómo las mujeres de la acción católica en los años 20 y 30 se definieron así y las anarquistas eliminaron la etiqueta en favor de su propio ideario, y ahora les imponemos un calificativo que ellas, en su contexto histórico, habrían rechazado”, explica Ángela Cenarro, editora del libro junto a Régine Illion.
“Hubo feministas de tipo liberal conservador que elaboraban sus propuestas desde planteamientos muy moderados. Algunas, como Juana Salas (1875-1976), llegaron a defender el derecho al voto de la mujer, mientras otras no lo veían adecuado, por su bajo nivel formativo, y porque la política se identificaba con la decadencia y no era un valor en alza que reivindicar”, apunta Cenarro. Por otro lado, las revolucionarias buscaron la capacitación de la mujer, un proceso que pasaba por la educación y formación en el ideario anarquista, la identidad obrera y su contribución activa en la lucha, el amor libre y la sexualidad y maternidad deseada. Esto era “algo muy moderno en los años 30, ya que suponía un modelo rupturista por ese enfoque de la atención al cuerpo”, apunta la historiadora. Sin embargo, no se calificó como feminismo porque lo que prevalecía era la solidaridad de clase y la crítica a la hegemonía masculina, pero desde su ideología.
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