La violencia de género es consecuencia de no educar en el respeto y la igualdad
Tras décadas escuchando a las personas contar sus problemas y verlas relacionarse, Fernando Gálligo ha sido testigo de una evolución social que le ha permitido observar cómo han cambiado las relaciones de pareja. Advierte de que para ser feliz lo mejor es estar en paz con uno mismo y aceptar lo ocurrido en el pasado, además de tener independencia emocional, económica y funcional.
Psicólogo del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), pone cara todos los días al drama de la violencia de género. Tras 16 años de experiencia al otro lado de la mesa, ha escrito tres libros para ayudar a las personas a huir de una relación insana, para aprender a amar y para mejorar las relaciones. Aún así, es crítico con una sociedad en la que, cree, cada vez aumentarán más los casos de violencia machista por la falta de educación y valores.
Escribe libros para ayudar en relaciones y lucha contra la violencia de género desde el IAM. ¿Esto último le ha ayudado a entender cómo no hay que amar?
Sí, por supuesto, viendo por qué fallan las relaciones, cuáles son los principales problemas, las causas, he visto la evolución de las relaciones y visto posibles soluciones. En definitiva me ha dado el enfoque para desarrollar relaciones sanas, constructivas, que sumen y no resten desde el respeto, la igualdad y la libertad.
Este verano está siendo nefasto en crímenes de violencia machista. ¿Esta época aflora la aparición de estos casos?
En verano aumenta la conflictividad porque hay más tiempo libre, con lo cual indirectamente da lugar a más roces, también por el régimen de visitas, vacaciones, salir de la cotidianidad… las temperaturas indirectamente contribuyen, pero en todo tipo de conflictos, también en familiares, de amistad, en el trabajo… En verano suele haber un pico alto.
Ayuda a las mujeres a reconstruir su vida desde el punto de vista psicológico. ¿Vuelven a ser las mismas después de una relación en la que ha habido malos tratos?
No. Luego hay mucha variabilidad, no hay dos víctimas iguales ni dos casos iguales, en algunos casos empiezan a definir su vida con otra trayectoria mejor, hay otros en los que hay reincidencias… por eso la variabilidad es bastante grande, aunque también depende de en qué momento solicita la ayuda, si abandonan los grupos de tratamiento, si están o no en situación de desempleo, si tienen desarraigo familiar… Hay muchas diferencias.
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