Lo que hemos de explicar a las chicas
Creíamos que el machismo estaba de retirada, y ahora vemos que no. Que la violencia de género retrocedería cuando se aplicaran las medidas previstas en la legislación integral que la combate, y nos encontramos con que no solo no disminuye sino que cada vez afecta a mujeres más jóvenes. Creíamos que los estereotipos de género desaparecerían conforme las nuevas generaciones fueran educadas en la igualdad, y ahora vemos que siguen muy vivos, y en expansión, entre una parte de los adolescentes. ¿Qué ha pasado? ¿Qué hemos hecho mal? Si las causas son complejas, las soluciones no pueden ser ni sencillas ni unívocas, pero hemos de reconocer una cierta perplejidad por lo que ocurre. Seguramente no tiene sentido culpabilizarnos de algo que realmente controlamos muy poco, pero es hora tal vez de preguntarnos qué podemos hacer que no hayamos hechos, qué ha fallado en los enfoques aplicados hasta ahora para que los casos judiciales de violencia machista en adolescentes hayan aumentado un 30% en dos años y para que el maltrato no solo esté presente en las relaciones entre chicos y chicas supuestamente educados en el respeto mutuo y la igualdad, sino que esté aumentando.
Así lo indica un estudio dirigido por Maria José Díaz Aguado, en el que se ha encuestado a 8.000 adolescentes en 2010 y 2013. Según este trabajo, el 10,5% de las chicas de 14 a 19 años declaran haber sido objeto de malos tratos por parte de sus novios, cuando en 2010 eran el 9,6%. Un 6,2% declaran además haberse visto obligadas a prácticas sexuales que no deseaban, un 14% han sido amenazadas por su pareja hasta el punto de sentir miedo y un 23% han sido humilladas e insultadas.
Así empiezan muchas relaciones de maltrato. Hay que tener en cuenta que la edad de inicio en las relaciones, incluidas las sexuales, es cada vez más temprana, 13 años en este momento. Pero no por comenzar antes tienen mayor madurez emocional. Al contrario, una cultura sobreprotectora como la nuestra, no solo no ayuda a madurar, sino que tiende a infantilizar las conductas. El contraste entre una mayor precocidad en las relaciones y una mayor inmadurez hace que las chicas sean mucho más vulnerables. Las primeras relaciones son además muy importantes, porque en ellas se establecen los patrones de conducta de la vida adulta. No es casualidad que cuando emprenden nuevas relaciones, muchas mujeres maltratadas tiendan a hacerlo con hombres maltratadores. Los dos buscan inconscientemente relaciones de colusión. Ellas desarrollan un patrón emocional de dependencia y ellos eligen un perfil de mujer que se acople a su ansia de dominación.
Contrariamente a lo que podiamos esperar, los estereotipos machistas no están en retirada. Siguen ahí, entre los jóvenes: un 36,3% de los adolescentes piensan que los celos son una expresión de amor y un 11,7% de los chicos creen que está bien que los hombres salgan con muchas chicas, pero no al revés.
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