Hay que saber decir que no
Te entiendo. Yo solía ser como tú. Todavía lo soy a veces. Sé lo que es confundir la amabilidad con ser un felpudo, dejarte llevar por la corriente o por lo que quieran los demás.
- Una buena chica siempre sonríe. Aunque no te conozca. Aunque esté teniendo el peor día de su vida. Aunque te estés comportando como un baboso y la desnudes con la mirada. Aunque estés haciendo que se sienta amenazada. Una buena chica no se atreve a expresar negatividad abiertamente.
- Una buena chica nunca muestra disconformidad. Ni aunque tu opinión sea lo más insultante que le hayan dicho nunca. Ni aunque estés siendo ofensivo. Ni aunque estés completamente equivocado. Una buena chica tampoco te corrige nunca. No importa cuántas veces te equivoques con algo o malinterpretes algo de lo que ella sabe más que tú.
- Una buena chica nunca es directa al hablar. Nunca te dirá «pásame la sal», sino que rogará: «Si no es molestia, ¿podrías pasarme la sal?», añadiendo un «si no puedes, no pasa nada». Ella esconde sus necesidades bajo capas y capas de palabrería para crear la ilusión de que es como una planta mágica que no necesita ni agua ni luz solar. Las buenas chicas no tienen necesidades, y nunca se imponen.
- Una buena chica tiene que gustarle a todo el mundo, aun a riesgo de no gustarse a sí misma. Si se hace un chiste machista, una buena chica se ríe. ¿Y si alguien está en contra de su punto de vista? ¿Qué punto de vista? ¡Ella piensa y siente lo mismo que tú! O, mejor aún, no piensa ni siente nada en absoluto (no vaya a volverse «loca»).
- Una buena chica no establece límites. Nunca dice que no. No quiere enfadarte por llevarte la contraria. Ella se amolda incluso a las peticiones más absurdas, aunque le cueste su propio bienestar. Una buena chica domina a la perfección el arte de vivir con el malestar.
Una buena chica no sale de la nada. Una buena chica es una copia andante. Desde la infancia, los medios de comunicación y la sociedad implantan en las mujeres la idea de que existen para cuidar de todo el mundo -menos de ellas mismas-, de que son los personajes estancados que sirven para impulsar las vidas de los demás. Decir que no, tener en cuenta tus necesidades o no seguir la voluntad de los demás es contrario al papel que les asigna la sociedad. A las mujeres que demuestran carácter se les llama locas, zorras, controladoras, irracionales, demasiado sensibles o amargadas, entre otras muchas cosas. No es fácil vivir con esas etiquetas. Es difícil no creer que eres todo lo que la gente te llama.
Este es un mundo en el que se nos hace dudar de nuestra percepción e incluso de nuestra cordura. Así que aprovecho para decirte, aunque solo sea yo, que hay que saber decir que no. Es normal tener necesidades. Ser directa no significa ser una zorra. Si estás enfadada, tus motivos tendrás. Tener sentimientos no significa no ser lógica. No tienes por qué sonreír constantemente. La amargura es síntoma de tener sentimientos reprimidos. Y tus sentimientos son muy válidos. Igual que tú.
Artículo de Dominique Matti publicado en El Huffington Post.