España podría ser tan igualitaria como Islandia, si quisiera
El 24 de octubre de 1975, el 90% de las mujeres islandesas se manifestó en Reykjavik para reclamar la equiparación salarial con los hombres. En aquel tiempo, la diferencia llegaba al 35%. Hoy, más de 40 años después, se encuentra en torno al 11%, según el último Informe Global de la Brecha de Género presentado por el Foro Económico Mundial. Ese dato, entro otros indicadores, sitúa a Islandia en el primer puesto de una clasificación sobre igualdad de género formada por 145 países. España, con una diferencia salarial entre hombres y mujeres del 19,3%, ocupa el 25º lugar de la lista. La estimación de ingresos para ellas en España es de 25.859 dólares anuales de media, frente a 40.000 dólares para ellos. En Islandia, el salario femenino estimado alcanza los 35.755 dólares de media frente a los 40.000 de ellos.
La participación de las mujeres en el mercado laboral es la mayor de la OCDE y supera en el 27% la media de la Unión Europea: trabajan el 89% de los hombres y el 84% de las mujeres. El Foro Económico Mundial ha llegado a afirmar que Islandia podría ser puntera en establecer la paridad entre sexos si «continúa con la actual tasa de cambio» que se incrementó 10 puntos porcentuales en la última década.
De hecho, a Islandia la cultura igualitaria le viene de lejos porque su primera ley de Igualdad entró en vigor en 1976. Quince años antes, en 1961, el Parlamento aprobó una ley de equidad salarial. Además, Islandia fue el primer país del mundo que eligió a una mujer como presidenta. Vigdis Finnbogadóttir hizo historia en 1980 y mantuvo su cargo como jefa de Estado cerca de 20 años. El Ejecutivo islandés, además, también fue el primero en estar liderado por una mujer después de la crisis financiera. Jóanna Sigurdardóttir, que en 2009 implantó un Gobierno paritario y creó el Ministerio de Igualdad, también se convirtió en la primera jefa de gobierno del mundo abiertamente homosexual.
Su Ejecutivo, nacido después de la debacle de 2008, «incluyó la perspectiva de género en todas sus políticas y medidas para restaurar la economía», según relata un estudio sobre equidad elaborado por el Centro para la Igualdad de Género de Islandia publicado en 2012. En 2010, el Parlamento aprobó una ley que obligaba a las empresas públicas y privadas de más de 50 trabajadores a tener un 40% de mujeres en sus puestos directivos. Sin embargo, una encuesta realizada un año después de la entrada en vigor de la norma demostró que el porcentaje de mujeres en las cúpulas empresariales no había aumentado, sino que había disminuido. Así lo refleja un informe del Parlamento Europeo sobre las políticas de género islandesas, que pone en duda la efectividad de la ley dado que no impone multas a las empresas que no la cumplan, como hace Noruega, por ejemplo.
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