Guatemala estigmatiza y persigue a las mujeres que lideramos los pueblos indígenas
Este año el asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres ha despertado conciencias sobra la impunidad que rodea las luchas de aquellos que defienden sus tierras, sus recursos o sus pueblos frente a la explotación que ejercen los grandes poderes económicos. Las comunidades indígenas de América Latina son focos de interés mundial por la gran cantidad de recursos naturales que poseen, sobre todo para las grandes empresas mineras e hidroeléctricas. Por esta razón, las personas que combaten estas prácticas, en su mayoría mujeres, resultan molestas y están expuestas a continuas amenazas, intimidaciones y ataques personales. Su vida cada día corre peligro.
Aura Lolita Chávez Ixcaquic, conocida como Lolita, es una de estas mujeres activistas que tanto molesta a gobiernos y corporaciones. Originaria de la comunidad de El Quiché de Guatemala, “donde viven la mayor parte de los pueblos originarios del país” según cuenta, es una educadora maya k’iche’ que desde hace años defiende los derechos de los pueblos indígenas y, sobre todo, de las mujeres que los habitan. “Guatemala estigmatiza y persigue a las mujeres que lideramos las luchas de la comunidad indígena”, sostiene mientras explica que son ellas, las mujeres, las que más participan y lideran la resistencia indígena en Guatemala. Sus denuncias, tal y como relata, “han pasado de lo personal a lo macro económico”. “Las defensoras (de derechos) estamos mal vistas”, explica. “Incluso me llaman terrorista”, se sorprende.
Lolita Chávez preside el Consejo de Pueblos K’iche’ por la Defensa de la Vida, la Madre Naturaleza, la Tierra y el Territorio (CPK); cuya organización agrupa a 87 comunidades y a autoridades tradicionales que luchan por proteger los recursos y las tierras del pueblo indígena de El Quiché. También forma parte de la Iniciativa Mesoamericana de las Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, que articula redes de defensoras en Guatemala, El Salvador, México y Honduras; por cuya labor fue galardonada en el año 2014 con el Premio Internacional de DDHH Letelier Moffit.
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