De niña casada a los 13 años a escritora que quiere liberar a las mujeres afganas
Cuando Zahra Yaganah era una niña, su madre la golpeó tres veces. En una ocasión fue porque se le cayó una bandeja con copas de cristal. Otras dos veces, por dejar que se quemara la comida por estar muy absorta leyendo Los miserables, de Victor Hugo.
Yaganah tenía 11 años y ya le gustaba mucho leer. Creció como refugiada afgana en Irán y de pequeña aprendió a cocinar gracias a su madre, una mujer muy trabajadora y de costumbres tradicionales. Pero su verdadera pasión era la palabra escrita. Luego, cuando su vida se convirtió en un purgatorio de violencia y maltrato, tanto la literatura como la cocina le serían de gran ayuda para liberarse.
En su libro, que se ha convertido en uno de los más rápidos éxitos de ventas de Afganistán, Yaganah narra su traumática vida. Luz de cenizas, publicado en marzo, es en parte ficción y en parte una devastadora autobiografía marcada por la opresión que –según ella– sufren todas las mujeres afganas.
Zahra espera que el libro ayude a las mujeres a liberarse. «Es imposible para una mujer afgana leer este libro y no encontrar algún tema que refleje parte de su propia historia», señala. «Las mujeres podemos encontrar nuestro camino, a pesar de los problemas que tenemos».
Para ayudar a liberarse de la opresión, Yaganah rompe muchos tabúes. Escribe explícitamente sobre temas como la violación dentro del matrimonio, la menstruación y el daño de por vida que causan los matrimonios infantiles.
Solo dos personas aparecen en el libro con su nombre real. Una es Zahra, la protagonista adolescente basada en la autora, obligada a casarse a los 13 años con un hombre que le dobla la edad.
El personaje del esposo la golpea salvajemente –igual que hacía el esposo de Yaganah en la vida real– y el dinero que ella gana trabajando en un horno de ladrillos, él se lo roba para mantener su adicción a las drogas. Es justamente el relato de su matrimonio lo que hace que el libro de Yaganah sea tan devastador y revolucionario a la vez.
La misma noche de bodas de Yaganah fue una travesía tremendamente dolorosa. «Yo pensaba que tenía que servir a mi esposo como a un rey», dice. Apenas una adolescente, Zahra no tenía idea de lo que era el sexo con penetración. A la mañana siguiente se despertó en el hospital.
En el libro, relata: «Odiaba el matrimonio, la noche de bodas, el concepto de marido y mujer y todas las cosas que acababan siendo dolorosas. El odio era un vestido que me quedaba ajustado al cuerpo. Esa noche, nos llevaron a una habitación y sin haber siquiera intercambiado una palabra me encontré a Sultán a mi lado. Inmediatamente después sentí un dolor espantoso que atravesaba todo mi cuerpo. No recuerdo nada más. Cuando abrí los ojos, estaba en la cama de un hospital».
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