Las Leonas de la Nieve, fútbol contra el machismo y por la autonomía del Tíbet
Antes de saltar al campo, cada jugadora mete los dedos en una caja con arena del Tíbet y los pasa por su frente. Les recuerda quiénes son. Jóvenes tibetanas en el exilio, apátridas pero, de algún modo, poderosas: son las primeras mujeres futbolistas del Tíbet, las primeras que han representado a su país internacionalmente. Las Leonas de la Nieve, como se conoce al equipo del Tibet Women’s Soccer, han hecho del fútbol su propia revolución, personal y política.
«Para ellas jugar al fútbol es un acto de protesta no violenta. Salen y juegan por el Tíbet. Es su manera de decir ‘el Tíbet es un país’. Creo que tienen más pasión que cualquier otro equipo nacional del mundo», cuenta por videoconferencia la estadounidense Cassie Childers, fundadora del primer equipo de fútbol nacional de mujeres tibetanas. La idea surgió en 2010.
Childers, de 34 años, viajó por primera vez a India a la edad de 21. El país le fascinó de tal manera que cuando acabó sus estudios universitarios, dos años más tarde, llenó una mochila y, con la intención de estudiar budismo, se instaló en Dharamsala, la capital del gobierno tibetano en el exilio, en el Estado de Himachal Pradesh, al norte del país.
«Me quedé seis meses y empezó a interesarme, más que cualquier otra cosa, el movimiento político tibetano. Siempre que podía, en vacaciones, volvía a Dharamsala y con los años, me di cuenta de los numerosos problemas a los que se enfrentan las mujeres tibetanas, la violencia doméstica, la falta de oportunidades con respecto a los hombres», recuerda.
En el verano de 2010, los tibetanos también seguían enloquecidos el Mundial de Sudáfrica, el mismo que situó a la selección española en el Olimpo del fútbol. Fue ahí cuando supo que existía un equipo nacional de fútbol masculino pero que este deporte era inaccesible para las mujeres. «Se me ocurrió en dos segundos: voy a trabajar por este problema social y voy a ayudar al movimiento político tibetano creando un equipo femenino. Así empezó todo».
Regresó a Estados Unidos, renunció a su trabajo como profesora en un instituto y durante un año planeó el programa Tibet Women’s Soccer, una iniciativa que echó a andar en un primer momento con el apoyo de sus familiares y amigos y el beneplácito de la Asociación Nacional de Deportes del Tíbet (TNSA, por sus siglas en inglés), el organismo oficial. Aunque las facilidades iniciales se transformarían con el tiempo.
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