El desprincesamiento ha llegado a los Institutos
Clases de funky, creación de videojuegos, baloncesto, técnicas de estudio y zumba son algunas de las actividades de tiempo libre que impulsa el PIEE (Proyecto de Integración de Espacios Escolares, del Ayuntamiento de Zaragoza) del Instituto Virgen del Pilar de Zaragoza. Eva Tapia Lebrón, la educadora del PIEE desde hace cinco años, dice que las temáticas se organizan en función de la demanda que reciben del alumnado, sin embargo, los contenidos y la forma de dar estas actividades a las y los adolescentes dista bastante de lo que se puede encontrar en una academia. Existe un trabajo previo de reflexión y cuidado, incluyendo herramientas socioeducativas para que los jóvenes puedan desarrollarse a nivel personal y social, cuestionando entre otras cosas, el machismo que les rodea. “Las actividades no son un fin en si mismo sino “la excusa” para trabajar aspectos más personales. Hay algunas que dan mucho juego para trabajar valores, por ejemplo en el funky se trabaja la cohesión grupal y junto a las monitoras, se cuida que no hagan pasos sexistas –una cosa son las técnicas de baile y otra, utilizar tu cuerpo para seducir-” dice Eva.
También hay espacio para que las adolescentes puedan ver los videos de las canciones que les gustan en el ordenador y junto a la educadora, realizan un desglose de las letras, interpretando cada frase para que sean las mismas chicas quienes se vayan dando cuenta del sexismo que conllevan. Si bien el proceso es grupal y creado por ellas mismas, la educadora acompaña orientando e incluyendo aspectos a reflexionar.
Además de las actividades de tiempo libre, el equipo educativo del instituto Virgen del Pilar, por medio de su Comisióin de Convivencia ha estado observando en los últimos años que la mayoría de los conflictos son provocados por cuestiones sexistas y se dan entre chicas (ya sea grupo de chicas o chica contra chica), provocados por celos e inseguridades respecto a un chico. «No sirve de nada solucionar los conflictos con una expulsión porque esa chica expulsada seguirá con esos estereotipos creados y al chico le resbalará, o pensará ‘¡qué guay: dos chicas peleándose por mí!’.” De esta manera, por el interés de trabajar la prevención del machismo y por el interés de grupos de alumnado, ha surgido una propuesta informal llamada Desprincesamiento, y realizada en conjunto con un grupo de adolescentes colaboradas con las que se van trabajando los estereotipos de género de manera muy fluida y accesible. A partir del diálogo relajado y las preguntas que van surgiendo, el equipo educativo les anima a reflexionar para que sean ellas mismas las que solucionen sus conflictos, se ayuden entre ellas (sororidad) y pongan en marcha acciones concretas de prevención cercanas a sus realidades . “Nos vamos dando cuenta que los conflictos los solucionan siempre ellos y ellas, no el profesorado ni las personas adultas. Si ellos saben qué hacer lo solucionan en un momento, sino la lían. Nosotras –l@s adult@s- nos enteramos las últimas cuando ya no tiene solución, entonces nos hemos propuesto tejer redes informales.”
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