¿Sensibilizar a los jóvenes evita la violencia de género?
La sensibilización o prevención es uno de los pilares básicos en los que se incide y se pone énfasis desde la política y la educación para el abordaje integral contra las violencias de género. Se habla a menudo de cómo actuar en el momento, también de cuáles son los recursos para la víctimas y las consecuencias para los agresores. Pero ¿hay algo que podamos hacer o decir antes que los hechos ocurran?
Tomemos la siguiente definición de sensibilización: “concienciación e influencia sobre una persona para que recapacite y perciba el valor o la importancia de algo”. Podríamos pensar que nuestras generaciones de jóvenes están hipersensibilizadas en temas como la violencia de género o la sexualidad y las drogas.
Se hacen talleres en escuelas e institutos, reciben un bombardeo de informaciones y noticias a través de las redes sociales, son espectadores de los excesos que retransmiten en los medios de comunicación sobre estos temas, entre muchas otras cosas. Pero ver, participar de un taller o conocer la teoría del fenómeno no aseguran la concienciación, ni que la persona recapacite, ni que perciba la importancia o la problemática de eso. Ni en sí mismo ni en su propia vida.
Una chica comentaba, al finalizar un grupo, que había hecho un sinfín de talleres sobre sexualidad pero no le servían, no respondían a sus preguntas y dudas particulares. Otra, participante de un taller de prevención de violencia, se extrañaba de que a pesar de estar concienciada y compartir ciertos ideales del feminismo, su elección amorosa siempre apuntaba al mismo tipo de chicos: los gamberros o los que no le hacían el menor caso.
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