¿Quién es responsable de borrar a las mujeres de los libros de texto?
«¿Sabe qué papel ocupaban las mujeres en las Olimpiadas griegas? ¿Y cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna», espetó el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke hace unos días a la parlamentaria española Iratxe García para justificar que las mujeres ganaran menos salario porque son “más débiles, más pequeñas y menos inteligentes”.
El comportamiento del eurodiputado neonazi generó estupefacción a lo largo y ancho de Europa. Probablemente Korwin-Mikke no conozca a ninguna mujer que haya hecho algo de provecho en la historia, pero la triste realidad es que los jóvenes españoles que acaban la enseñanza obligatoria tampoco podrían nombrar demasiadas. ¿De quién es la culpa?
Cuando se cumplen diez años de la aprobación de la Ley de Igualdad y tras varios cambios en las leyes educativas que establecen la obligación de no discriminar a las mujeres, ni el Ministerio de Educación ni las Comunidades Autónomas han dado los pasos necesarios para garantizar la presencia de mujeres en los libros de historia, matemáticas, física o filosofía. Peor aún: ni siquiera creen que sea su responsabilidad. En un curioso caso de incompetencia compartida, Gobierno y Comunidades se pasan la pelota unos a otros repitiendo que este asunto escapa a sus atribuciones y culpando a las editoriales que elaboran los libros de texto de la escasa presencia femenina en los manuales. Una invisibilidad que, según todos los expertos consultados, incide de manera directa en la discriminación de la mujer que se perpetúa de generación en generación.
Pocas, y en ocasiones ninguna, son las referencias que aparecen de mujeres en los libros de texto de nuestros escolares. Según un reciente estudio publicado por Ana López-Navajas, investigadora de la Universidad de Valencia, las referencias a mujeres en los libros de texto de secundaria es de apenas el 7%, cifra que disminuye hasta el 5 o el 1% en materias como las ciencias o las tecnologías, respectivamente. Además de su escasa presencia, los textos siguen primando los roles ‘feminizados’ de las mujeres: son madres, enfermeras, reinas, santas… pero raramente científicas, pensadoras, ingenieras, astronautas, matemáticas o actoras de transformación social.
¿Quién pone a las mujeres en los libros de texto?
Las leyes indican que decidir los contenidos de los libros escolares es una responsabilidad compartida del Ministerio de Educación y las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas. Sin embargo, cuando indagamos sobre este punto ambas administraciones escurren el bulto y vuelcan la responsabilidad final en las editoriales.
«Este asunto es competencia de las Comunidades Autónomas y de las Editoriales, que son con las que tienen acuerdos las propias administraciones regionales«, es la respuesta que nos dio el Ministerio de Educación, tras pedirles durante varios días explicaciones sobre qué pasos ha dado el Gobierno para garantizar que la Ley de Igualdad se aplica en los libros de texto.
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