150 colegios reorganizarán el patio para evitar que los chicos y el fútbol se adueñen del recreo
La hora del recreo en la escuela El Casal de Abanto y Zierbena es toda una exhibición de juegos. Diábolo, cuerda, ‘katu katu’, truke -una especie de multitudinario campo quemado-, béisbol, la goma, fútbol… Todos, niños y niñas, tienen su espacio, hasta los que prefieren pintar en la pared, pasar el tiempo de charla o cambiar cromos. Este centro es uno de los cincuenta en los que el Departamento de Educación ha ensayado este curso su plan de coeducación en la escuela y que el próximo año académico extenderá a 150 más, públicos y concertados, tras comprobar que ha dado «buenos resultados». En El Casal lo tienen muy claro: «hemos mejorado la convivencia y, además, el alumnado participa en actividades y se divierte más», dicen sus responsables.
El programa de coeducación que el Gobierno Vasco ha estrenado este curso destaca por esta novedosa medida: la reorganización de los espacios de juego en los recreos. Con este proyecto los responsables educativos pretenden evitar lo que denominan una «distribución sexista» de las zonas de recreo. «La jerarquía de los juegos, las actitudes de los alumnos o la falta de organización espacial suele situar a los niños en el centro -con el fútbol como rey- y arrinconar a las niñas», detalla el proyecto. El objetivo de la consejería que dirige Cristina Uriarte es «que el uso de los patios responda a las necesidades, intereses y expectativas» tanto de chicos como de chicas. «Se trata de dar igualdad de oportunidades a los alumnos, que todos tengan opción de jugar, ya que con el modelo actual muchos escolares no encuentran su espacio», señala la directora de Innovación Educativa, Begoña Garmendia.
Cada escuela que participa en el ensayo nombra un responsable de coeducación al que se libera de tres horas semanales de clase para que coordine el proyecto. La escuela El Casal del barrio de Gallarta se sumó al plan y ha apostado fuerte por ganar terreno a la igualdad en los recreos. Han distribuido sus tres patios en zonas diferentes y cada una se dedica a una actividad concreta durante los recreos. Han elaborado un horario en el que figuran los juegos de cada día de la semana. De esa forma, los niños y niñas pueden elegir actividad y saben dónde se va a desarrollar. «Cuando se dejaba juego libre, los chicos acababan por ocupar los patios con el fútbol. Se convertían en dueños y señores del espacio. Las niñas lo tienen muy interiorizado y no se quejaban. Hay que hacer actividades concretas dirigidas por los maixus y andereños para que los escolares participen», señala la directora, Sandra Viota.
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