La joven promesa argentina que «lucha contra el machismo del ciclismo»
«Yo aprendí a caminar entre bicis y, de muy chica, ya me subía, me probaba los cascos y me disfrazaba con la ropa de ciclista. Mi papá corría y tenía escuela de ciclismo. Y mi mamá, periodista, comentaba ciclismo por radio, igual que mi tío. Todo en San Juan, una provincia con mucha tradición ciclística. Creo que otra opción no me quedaba». Maribel Aguirre lo cuenta entre risas, dejando claro que la pasión por la bicicleta fue inculcada. Pero ella, más allá de esa herencia lógica, le sintió enseguida el gustito a pedalear. «A los cinco años fui por primera vez a una pista, me prestaron una bici de carrera y me enamoré», recuerda.
Si bien su padre no estaba muy de acuerdo con que siguiera sus pasos, Mari no se intimidó. De los 7 a los 12 corrió entre chicos sin amedrentarse y luego lo hizo con las chicas. Hoy, con 18, esta sanjuanina es la joya del ciclismo nacional e integrante del único equipo femenino latinoamericano de nivel mundial (el Weber Shimano Ladies Power). Recientemente compitió en el exterior y permaneció un mes en el prestigioso Centro UCI de Suiza gracias a una beca de la Selección.
«Estoy cumpliendo sueños, nunca pensé que podía llegar a estos niveles, pero a la vez me preparo para mejorar, para ir por nuevas ilusiones», explica Mari, nacida en Rawson, barrio pegado a la capital sanjuanina. A los 7 debutó en La Rioja y ya no paró. «Con 8 gané mi primera carrera en Bragado y fui subcampeona nacional. El título argentino llegó a los 10«, cuenta quien era la única mujer en su categoría. «Era raro, pero me acostumbré enseguida a competir con chicos. Ellos me respetaban, porque sabían que era buena», explica con una tímida sonrisa.
Primero debió convencer a papá Sergio. «Prefería que no me dedicara al ciclismo porque es un deporte muy duro, sacrificado y que discrimina a la mujer. En esa época, además, nadie veía un futuro para una chica ciclista. Pero yo seguí igual, me encantaba… Recuerdo a los 12, cuando tuve mi primer gran golpe y me quebré la clavícula, papá me preguntó si estaba segura de seguir… Yo le contesté que sí, en realidad no le tenía miedo a nada», recuerda Maribel, quien a los 12 empezó a competir entre mujeres y se consagró campeona argentina de ruta en Entre Ríos.
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