El manifiesto de artistas contra el “puritanismo” sexual solivianta a las feministas en Francia
No, no se trata de una nueva oleada de «puritanismo». Y sí, hay una gran diferencia entre seducir y acosar. Una treintena de feministas y activistas han respondido en duros términos al manifiesto firmado el pasado día 8 en el diario Le Monde por un centenar de intelectuales y artistas como Catherine Deneuve quienes, ante el “puritanismo” y las “acusaciones y delaciones públicas” de hombres iniciadas tras el escándalo Weinstein con la campaña en las redes sociales de #MeToo, defienden “la libertad de molestar” como algo “indispensable a la libertad sexual”.
Escrita por la feminista Caroline de Haas, en una tribuna de respuesta publicada en la web de la emisora France Info, las activistas lamentan que esas mujeres “usen de nuevo su visibilidad mediática para banalizar la violencia sexual” y las acusan de “despreciar de facto a los millones de mujeres que sufren o han sufrido ese tipo de violencia”. No son las únicas sorprendidas. También mujeres políticas han mostrado su estupefacción por el manifiesto contra el supuesto puritanismo. Desde la secretaria de Estado por la Igualdad Hombre-Mujer, Marlène Schiappa, a antiguas ministras como la socialista Ségolène Royal, han criticado tanto la forma como el fondo de un discurso “peligroso”.
“La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, afirmaban en el manifiesto personalidades como la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann o la ilustradora Stéphanie Blake, entre otras.
“Con ese texto, intentan volver a echar el manto de plomo que habíamos empezado a levantar”, ha criticado este miércoles De Haas. Para la feminista, las firmantes del manifiesto, algunas de ellas “reincidentes en materia de defensa de pederastas o de apología de la violación” —dice en alusión a Deneuve y su defensa del director Roman Polanski—, “mezclan deliberadamente un acto de seducción basado en el respeto y el placer con un acto violento”. Todo ello cuando “no se trata de una diferencia de gradación entre el ligue y el acoso, sino una diferencia de naturaleza. La violencia no es una seducción aumentada», advierte.
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