Vega: “Las cuotas no contribuyen a la igualdad real para la mujer”
Con sus tatuajes como si de un mapa de viajes se tratase, las dos últimas adquisiciones representan el momento exacto en el que se encuentra Vega (Córdoba, 1979). Un dibujo en acuarela de un pez le cubre el hombro izquierdo evocando al título de su nuevo álbum, La Reina Pez. En el antebrazo, una línea de tiempo recorre el nombre de su sobrina, las iniciales de su marido y familiares y Noa, como se llama su primera hija, que llegó hace casi dos años y por la que se ha mantenido lejos de los focos. Hasta ahora. Con un aspecto más sereno, desprendiendo una confianza en sí misma más sincera y plena, parece que la maternidad le ha hecho madurar como artista. Cómoda en su nueva versión, la artista se siente más que preparada y más honesta que nunca para su gira, que comenzó el jueves 26 de abril en Madrid.
Cuando en 2015, la artista se trasladó a Los Ángeles para grabar Non ho l’età, su sexto disco, también tenía la intención de trabajar en La Reina Pez para sacarlos de manera simultánea. Al acabar el álbum de versiones en italiano, se enteró de que estaba embarazada y los planes cambiaron radicalmente. Tuvo que posponer la grabación del segundo hasta 2017, cuando, por primera vez, con la intención de encontrar un nuevo sonido y por la practicidad de que los vuelos solo durasen dos horas para así no separarse de Noa durante mucho tiempo, la cantante escogió un estudio europeo para retomar el proyecto. Se llevó a su gente de confianza, a su banda, a su productor, y encontró en Berlín lo que buscaba: el equilibrio entre la dureza y lo crudo de la ciudad y el cariño y calor de su entorno. De ello nace La Reina Pez, con un sonido muy potente, con mayor protagonismo instrumental y con letras reveladoras que casan con su melancólica voz. «Es un disco lleno de verdades dulcificadas y mentiras recrudecidas para ser feliz», explica Vega.
El título no es casual. «El término reina es femenino. Pez tiene género masculino. Intento que cualquier persona, que se ha encontrado con dificultades para alcanzar su meta, se sienta identificada”. Además, nace de una curiosa anécdota. Poca gente sabe que la cantante es fan de los documentales de animales y más de uno le ha servido ya de inspiración. En esta ocasión, cuando descubrió el ciclo de la vida del salmón, sintió una revelación: «¡Era una metáfora de mí misma!». Según cuenta la exconcursante de Operación Triunfo [participó en la segunda edición del talent show musical], los salmones nacen en la parte alta de un río, bajan hasta el mar, donde viven toda su vida, y para desovar, «para seguir subsistiendo», tienen que nadar río arriba de nuevo, sorteando infinidad de obstáculos. Cuando llegan, ponen los huevos y mueren. «Mi carrera ha sido como la vida de esos peces. Ahora estoy subiendo ese río para sobrevivir como artista. Y la coña es que, ¡soy alérgica al salmón!», confiesa entre risas.
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