Legislar desde la igualdad
De las muchas sorpresas que nos hemos llevado desde el 1 de julio, una de las más impactantes han sido los resultados en el Poder Legislativo mexicano. De acuerdo con los resultados preliminares, en la Cámara de Diputados han sido electas 49.2% mujeres, 50.8% hombres y en la Cámara de Senadores 51% mujeres y 49% hombres. ¡Una legislatura paritaria en México! Se dice fácil, pero si tomamos en cuenta que en México las mujeres pudieron votar apenas en 1955, hace 63 años, es inevitable pensar en todo lo que ha tenido que suceder para que hoy podamos decir y vivir esto. Es justo que si las mujeres representamos el 51% de la población, tengamos una representación proporcional en el Congreso de la Unión.
¡Estamos haciendo historia no solo en México, sino en el mundo!
Antes de que un partido se adjudique este logro, hago un paréntesis. Esto que vivimos hoy ha sido posible gracias a las muchas mujeres, conocidas y anónimas, que llevan años impulsando la agenda de la igualdad y que lograron a través de la reforma político-electoral de 2014 elevar a rango constitucional la garantía de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a la Cámara de Diputados, Senado y Congresos Estatales. No es gracias a ningún partido en específico en este proceso electoral. Que quede claro.
El objetivo de la paridad no es solo la participación de las mujeres al más alto nivel, es que las mujeres participen para que su realidad sea representada y sus derechos tomados en cuenta. Un asunto central es que se legisle con perspectiva de género. ¿Qué significa que se transversalice la perspectiva de género en el proceso legislativo? Transversalizar la perspectiva de género es el “proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la igualdad [sustantiva] entre los géneros”.
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