“El activismo estético implica descolonizar también el cuerpo, no solo la mente”
Entrevisto a mi amiga, mi hermana Desirée Bela-Lobedde (Barcelona, 1978 ) en Madrid, cuando se acaba de estrenar como columnista en el diario Público y espera, con ilusión, el lanzamiento de su primer libro en el que, me reconoce, se muestra tal y como es, sin ahorrarse detalles. Toda una oportunidad para descubrirla, no solo como la persona que denuncia sino como la niña de Vilanova i la Geltru que creció casi huérfana de referentes y tuvo que ir construyéndose con baches y llanos, hasta llegar a ser quien es hoy. Escuchadnos y/o leednos ahora, porque somos, estamos o pasamos por aquí. Siempre fue así y tenemos mucho que decir.
Empecemos por el final porque, por ahora, lo es: ¡estás a punto de sacar libro!
Sí, ‘Ser mujer negra en España’ habla de mis experiencias como mujer negra en España y lo he dividido en tres etapas: niñez, juventud y edad adulta. Es un compendio de memorias con algunos apuntes históricos o didácticos que ayudan a comprender todo y lo aterrizan en el sistema racista en el que vivimos. La idea es explicar un poco cómo hemos llegado adonde hemos llegado.
Está muy relacionado con el pelo, ¿por qué?
Porque para mí y creo que para muchas mujeres negras de mi generación con el tipo 4C como el mío, el pelo ha sido un tema de mucho peso.
¿Qué es eso de 4C?
Es una de las clasificaciones que hay sobre el cabello, en función del rizo. El tipo 1 sería el más liso, el 2, ondulado y el 3 y el 4 ya serían rizados. Aparte, hay varios subtipos: a, b, y c. Es curioso porque, en Twitter, hice un hilo y había gente a la que le costaba encontrarse debido a que, muchas veces, no tenemos un único tipo de pelo en la cabeza sino varios.
Te gusta que te definan como activista estética, ¿y eso qué es?
Una forma de activismo que implica dar recursos a las mujeres negras para que aprendan a cuidar de su piel sin aclararla y de su pelo afro natural sin utilizar productos para alisarlo y transformarlo químicamente. Vivimos en una sociedad que marca unos cánones de belleza occidentales por los cuales, cuanto más clara la piel y liso el pelo, más aceptadas seremos. Eso se traduce en una presión y una violencia que ejercemos nosotras mismas sobre nuestros cuerpos, por una cuestión de asimilación. El activismo estético implica descolonizar también el cuerpo, no solo la mente.
¿Hasta qué punto nos dañamos?
Hasta puntos, en ocasiones, insospechados. Los productos de alisado contienen ingredientes que son disruptores hormonales, de forma que ya no es solo que transformes la textura de tu cabello o que, en el proceso de alisarlo te quemen el cuero cabelludo, sino que, como contienen sosa cáustica e ingredientes, incluso, que se usan para limpiar aguas residuales, estamos metiendo en nuestro organismo agentes muy tóxicos que a la larga son dañinos. En EEUU se han biopsiado tumores uterinos a mujeres afroamericanas y se han encontrado partículas de los desrizantes. Es evidente que la cosa es seria.
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