«Las mujeres gitanas tenemos mucho que decir en el movimiento por la igualdad»
Sonia Cortés y Jennifer Amador son responsables de dos de los programas más importantes de la Fundación Secretariado Gitano de Málaga, que trabaja para conseguir la promoción integral de la comunidad gitana desde la atención a la diversidad cultural. Ambas tienen formación universitaria, son profesionales y gitanas, que rompen estereotipos y se convierten en un referente para animar a los jóvenes de su etnia a formarse y a que trabajen para llegar a ser lo que se propongan, además de promover la igualdad en su entorno.
Cortés (Granada, 40 años) es licenciada en Sociología, orientadora educativa y coordinadora del Plan Promociona, financiado por el Fondo Social Europeo que acaba de cumplir diez años acompañando a los niños gitanos en sus estudios. Un programa que ha logrado en este tiempo rebajar las cifras de abandono prematuro de los estudios y mejorar las condiciones de acceso al mercado laboral de los jóvenes gitanos. «Las familias gitanas son cada vez más conscientes de la importancia de la educación y esto está cambiando muchas cosas dentro de la comunidad», señala Cortés. Antes, asegura, los chicos solo se planteaban terminar la educación obligatoria y ahora empiezan a mirar más allá. «Lo importante es que los jóvenes gitanos conozcan otras opciones y puedan elegir; no todos tienen que ir a la universidad, pero hay que tener una preparación», añade.
Por su parte, Jennifer Amador (nacida también en Granada, 27 años), se licenció en Magisterio de Primaria. Luego terminó Humanidades y tiene dos másteres, uno en Historia y otro de Profesorado en Secundaria. Además, es técnica de Igualdad del programa Calí, que por primera vez se centra en la mujer gitana para promover su acceso al mercado laboral. «Yo nunca me he sentido limitada en mi familia por ser mujer para querer estudiar o salir fuera», dice Amador. El ejemplo de jóvenes gitanas que, como ella, quieren formarse, trabajar y ser independientes económicamente rompe barreras psicológicas entre los más tradicionales. «Cuando las niñas empiezan a estudiar y descubren que tienen otras alternativas ven más allá de querer casarse y tener hijos jóvenes, algo que es tan respetable como estudiar; lo bueno es que puedan decidir», dice Amador. «Muchos padres gitanos quieren que sus hijas se formen pero que a la vez se casen pronto; yo les digo que el hecho de casarse o tener pareja no puede frenar sus sueños», opina Cortés, por su parte.
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