«Debería poder denunciar la brecha salarial sin que me tachen de loca o dramática»
Las reinas no hablan de su ansiedad en público ni se sientan con un pie encima de la silla mientras apoyan el mentón sobre la rodilla. A menos que la reina en cuestión se llame Claire Foy y su carisma esté por encima de cualquier protocolo de conducta. La actriz que se dio a conocer como Isabel II de Inglaterra en The Crown demostró en su paso por San Sebastián que la parafernalia monárquica no le va, pero incluso menos la del Hollywood en el que acaba de aterrizar.
La británica se dejó caer por el festival de Donosti para presentar First Man, el biopic de Neil Armstrong que protagoniza junto a Ryan Gosling, y que desde este viernes se puede ver en las salas. En la película interpreta a Janet Amstrong, la primera esposa del astronauta que pisó la Luna y que crió a sus hijos mientras él se embarcaba en la carrera espacial de la NASA, muchas veces una misión suicida.
Aunque el director Damien Chazelle intenta dotar de contexto y defectos al astro del «héroe americano», todos los elementos giran como satélites a su alrededor, incluida su mujer. Por suerte para Chazelle, el espectador y el propio Armstrong, Claire Foy se ha implicado a fondo en retratar a Janet como el pilar indispensable que fue para su familia, una labor que han agradecido personalmente sus hijos tras el fallecimiento de su madre el año pasado.
Foy reconoce que todo lo que se salga del set de rodaje, en especial las entrevistas de prensa, se le antoja diferente y amenazante. Aunque no lo parece cuando se enfrenta a las preguntas de un grupo de periodistas con simpatía y predisposición ( más que la de su compañero de reparto).
Parece que un héroe necesita que siempre haya una mujer que le solucione la vida doméstica. La interpretación que hace del personaje de Janet Armstrong demuestra que ellas también necesitaban su espacio fuera de la casa y de los hijos. ¿Qué descubrió al prepararse el papel?
Esta es la historia de Neil, una investigación sobre qué demonios podría llevar a un hombre a embarcarse en semejante riesgo y salto de fe. Pero Janet es crucial en esa historia, no creo que tuviéramos un Neil de no ser por Janet. Sobre esta misión se cernía siempre el peligro de abandonar a su mujer y a sus dos hijos y dejarlos solos, lo que hizo que Janet fuera muy consciente de lo que necesitaba en su matrimonio y de lo que nunca iba a conseguir de él.
Pero también se dio cuenta de que debía cuidar de sí misma y tener su propia vida. Se negó a quedarse sola y abandonada como otras mujeres de astronautas muertos, de modo que trabajó para ser fuerte y para cuidar de sus hijos. No se puede separar lo que Neil consiguió de lo que consiguió su esposa. Nunca lo habría logrado sin Janet a su lado, de verdad. Ella es parte de su éxito.
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