El temor a rasurar la masculinidad: «No me extraña el boicot a Gillette por parte del trumpismo y el voxismo»
Hombres dando palmaditas en la espalda a otros hombres, dejando que su mujer les anude la corbata, persiguiendo a una chica desde una moto y jugando al fútbol, pero siempre perfectamente afeitados, era «lo mejor para el hombre» según un anuncio de Gillette de 1989.
En 2019, no importa tanto lo que crea merecer, sino lo mejor que pueda llegar a ser. Gillette les ha dicho a esos mismos hombres que deberían ser más comprensivos, tolerantes, feministas y pacíficos en su último corto…y la respuesta de miles de ellos ha sido llamar al boicot.
Desde que la marca de afeitado lanzó hace unos días The Best a Man Can Be (El mejor hombre que puedas ser), la campaña acumula casi 350.000 votos negativos -más del cuádruple de los positivos- en YouTube. Y basta con echar un vistazo por la zona de comentarios para ver que la mayoría son hombres que abogan por dejar de usar las cuchillas de Gillette y pasarse a otra marca.
La empresa que construyó su imperio sobre los estereotipos del hombre seductor y la mujer insegura con pelos en las piernas ha dado un giro de 180 grados. Ahora, lo único que necesita un buen rasurado es la masculinidad tóxica. Las reacciones de la fracción ultraconservadora de Estados Unidos (y cada vez la de más países) no se han hecho esperar, incluidas por parte de medios y personalidades reconocidas.
La revista The New American, por ejemplo, cree que la campaña se sostiene bajo «falsas suposiciones» y asegura que «los hombres son el sexo salvaje, lo que implica su peligrosidad- pero también su dinamismo». A Jesús Muñoz, experto en publicidad y CEO de la agencia Casadevall & Muñoz, no le sorprende que los críticos sean los que hacen ruido en las redes sociales.
«Al final, los nacionalismos están provocando una vuelta a las cavernas, por eso no me extraña el boicot por parte del trumpismo. Fíjate cómo estamos ahora en España con el voxismo», opina quien trabajó con Gillette durante años. «Forman parte de una corriente involutiva y, al mismo tiempo, son los reyes de las redes sociales», afirma.
En su opinión, «es una gran campaña, un magnífico posicionamiento y lo han hecho especialmente bien transformando el eslogan de toda la vida». Muy parecido piensa Cristina Alonso, publicista y experta en Perspectiva de Género en Industrias Culturales: «No sé si será una campaña por el MeToo, pero bienvenida sea por varias razones. Al final, la publicidad es un reflejo de la sociedad y nos está diciendo que la sociedad feminista está muy presente», defiende.
Leer el resto de la noticia en El Diario.