Tres mujeres ya accedieron al puesto de subinspectora de la Policía Municipal
El concejal de Seguridad, Javier Barbero, abrió hace unos días la polémica al afirmar que por primera vez llegaba una mujer a la máxima categoría profesional de la Policía Municipal de Madrid, la de subinspectora. A lo largo de la historia de este cuerpo, al menos tres mujeres han accedido a estos puestos tras pasar un concurso de promoción interna. Los mandos policiales recuerdan que el procedimiento es tan válido como la oposición aprobada por la actual subinspectora, Paloma Morales, y recriminan las palabras del edil.
Javier Barbero aseguró, tras concluir la comisión de Seguridad del Ayuntamiento, que Paloma Morales se había convertido en la primera mujer que accedía al cargo más alto del cuerpo en sus 175 años de historia. El concejal afirmó que el ascenso de esta oficial suponía una muestra de que la sociedad madrileña daba “pasos hacia la igualdad” y que se rompía con “las estructurales patriarcales que discriminaban, y que hoy en día siguen operando, a las mujeres de muchas profesiones y de los puestos de responsabilidad”.
El anuncio del concejal sentó especialmente mal en bastantes mandos policiales, que acusaron a Barbero de “estar mal informado” o de solo querer promocionar “a las personas que le son ideológicamente afines”. Estos mandos recordaron que la incorporación de la mujer a la Policía Municipal se produjo en 1971, con unas oposiciones creadas ex profeso para ellas. A lo largo de estos 47 años, tres mujeres han ocupado este puesto de subinspectora. Se trata de Teresa Gil, María Dolores Dodero Jordán (fallecida en agosto de 2016) y Rosa María García Durán. Estas tres mujeres, que ocupaban la categoría inferior de oficial, se presentaron a un proceso de promoción interna, con libre concurrencia de otros compañeros. Este proceso se basa en los principios de igualdad, mérito, capacidad y libre concurrencia. Es decir, que los mandos que las habilitaron y decidieron su ascenso valoraron que estaban en mejores condiciones y que tenían una formación más adecuada para desempeñar ese puesto. “Parece que o tienen mala memoria o que estos puestos se los regalaron a estas mujeres para acallar alguna conciencia”, se quejaba un mando policial con una dilatada experiencia en el cuerpo.
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