La revolución de las hijas | Ofelia Fernandez
Pendeja de mierda, le decían los militantes grandes que la veían como a una recién llegada a la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, cuando empezó primer año, en el 2013. “Era un intento de provocación al ver que en realidad ni me importaba, porque desde que me propuse militar en ese Centro de Estudiantes le dediqué todo mi tiempo y mi cabeza y, en ese camino, nunca tuve vergüenza”, se enorgullece Ofelia Fernández, que con 18 años ya tiene un camino recorrido como pionera en la organización de la marea verde de chicas.
En abril del 2016 encabezó una toma en repudio de la designación de un preceptor con antecedentes de maltrato que había sido designado en el cargo de regente con apoyo de la UBA. Ella era la Presidenta del Centro de Estudiantes y encabezó el primer conflicto contra la violencia de género en un secundario comandado íntegramente por varones. Mientras que el responsable de escuelas medias de la UBA decía que era una robot manipulada y que no se podía juntar solo con ella y Victoria Camino (Secretaria general) porque “imagínate, solo con dos nenas”.
–La escuela puso un cartel de “Ni Una Menos” y, sin embargo, protege a los agresores –denunciaba Ofelia Fernández, en la nota “A donde vayan los iremos a buscar”, publicada por Las12, en abril del 2016. Las hijas de Ni Una Menos no querían solo carteles. La marcha las había transformado. Y subieron la apuesta de la transformación real. Los gremios tuvieron que aceptar que los derechos sindicales no pueden atropellar adolescentes y la UBA –con todas sus deudas pendientes y urgentes– que el protocolo contra la vigencia de género tenía que implementarse en los colegios secundarios.
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