“Hemos logrado que los padres de gais estén orgullosos de sus hijos”
Insiste en que si la política no mejora el día a día de los ciudadanos no sirve para nada. La laborista Helena Dalli (Zabbar, Malta, 1962) acaba de dejar su cargo como ministra de Igualdad de Malta porque ha sido propuesta por el presidente, Joseph Muscat, como comisaria europea. Si el Parlamento Europeo lo aprueba, Dalli será la primera política maltesa en ocupar un asiento en Bruselas. Sus iniciativas legislativas y su discurso social en torno a los derechos humanos, especialmente los relacionados con el colectivo LGTBIQ, han sido una de las claves del proceso de cambio que ha experimentado su país, el más pequeño de Europa, con poco más de 475.700 habitantes. Ese avance ha hecho que la hilera de indicadores de la ILGA (la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas), que miden la homofobia de estado según la criminalización, la protección y el reconocimiento de la comunidad LGTBIQ, sea completamente verde en la fila de Malta.
Este país católico y creyente, conservador, que no legalizó el divorcio hasta 2011 y el último (junto a Andorra y el Vaticano) con el aborto prohibido en cualquier circunstancia es, sin embargo, el lugar del mundo con más y mejor protección de los derechos de este colectivo. El matrimonio homosexual es legal, también la adopción, su legislación y su burocracia están redactadas con género neutro, han reforzado la ley contra los delitos de odio… Y es el único en Europa que tiene prohibidos por ley, desde 2016, las terapias de conversión, pseudo tratamientos para «curar» la homosexualidad, reprimirla o «corregir» la orientación sexual o la identidad de género. En medio de uno de los Orgullo más politizados que se recuerdan, Dalli estuvo en Madrid para asistir a una jornada organizada por la Asociación de Abogados y Abogadas contra los Delitos de Odio (AACDO). Entonces contó cómo ha sido ese avance. ¿Rápido? Sí. ¿Fácil? No tanto. «Aunque lo parezca».
Pregunta. ¿Cómo se ha tomado esta nominación como comisaria europea?
Respuesta. Toda mi vida hice todo lo posible para usar el puesto que ocupaba para mejorar la calidad de vida de las personas a las que servía. La experiencia me mostró que incluso en los avances legislativos de las minorías hubo un impacto social real.
P. ¿Cómo planea su papel en Europa?
R. Tengo la intención de llevar el mismo espíritu conmigo a Bruselas y no rehuiré hacer lo correcto para las mayorías y las minorías, incluso si inicialmente las propuestas pueden parecer controvertidas. Creo en garantizar que la experiencia de cada europeo se base en la justicia, la equidad y la inclusión. Estoy segura de que la presidenta Ursula von der Leyen dará la debida importancia a la igualdad de género y la lucha contra la discriminación. Además, en línea con su insistencia por la paridad de género entre los comisionados, estoy segura de que insistirá en que la formulación de políticas europeas refleje la diversidad de la población de la UE.
P. ¿Cómo ha logrado Malta avanzar tanto en tan poco tiempo en los temas que afectan a la comunidad LGTBIQ?
R. Teniendo la voluntad de hacerlo. Una de las claves fue la creación de un consejo consultivo LGTBIQ en mi Ministerio, del que forman parte representantes de todas las organizaciones de la sociedad civil de este colectivo, de partidos políticos, de estudiantes y también católicos. Escuchar lo que la gente necesita, lo que le ocurre, es vital.
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