Fallece la científica Margarita Salas, pionera española en genética molecular
La bioquímica española Margarita Salas (Canero, Asturias, 1938) falleció el pasado día 7 de noviembre en Madrid, según ha confirmado el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, donde era profesora honoraria. Salas introdujo la investigación en genética molecular en España a partir de 1967. Su descubrimiento de una técnica capaz de multiplicar de forma sencilla el ADN a partir de pequeñas muestras revolucionó la genética. Sus hallazgos se aplicaron a campos como la medicina forense, la oncología y la arqueología. Era la única científica española miembro, desde 2007, de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU, y en 2003 entró en la Real Academia Española.
Salas se licenció en Química en la Universidad Complutense de Madrid. Elaboró su tesis en el laboratorio de Alberto Sols. En 1963 emigró a EEUU: se marchó de una España que años después calificaba como un «páramo científico». En el país nortemericano trabajó en el Departamento Científico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York con el Premio Nobel Severo Ochoa, bajo cuya dirección continuó su investigación postdoctoral y de quien se la considera discípula. Juntos realizaron importantes avances sobre traducción genética, como la dirección del mensaje.
En 1967 regresó a Madrid, donde se incorporó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y fundó el que fue el primer grupo de investigación en genética molecular del país. Desde 1977, trabajaba en el Severo Ochoa, inaugurado entonces y perteneciente también al CSIC.
Décadas de estudio la llevaron a descubrir, a partir del virus bacteriófago phi29, la ADN polimerasa Phi29, una enzima muy importante por su capacidad para producir copias genéticas de forma precisa partiendo de rastros escasos, como por ejemplo, una simple gota de sangre. Explicaba el funcionamiento ella misma, como recoge una nota del CSIC: «Cuando uno tiene cantidades pequeñas de ADN, como un pelo hallado en un crimen o unos restos arqueológicos, esta ADN polimerasa amplifica millones de veces el ADN para poder ser analizado, secuenciado y estudiado». Al aislarla, pudo aplicarla en células humanas y, por ejemplo, permite en oncología ampliar pequeñas poblaciones de células que podrían dar lugar a tumores.
Leer la noticia completa en El Diario.