Thelma Fardin. El arte de no callar
La actriz y militante conversó con El Planeta Urbano Radio desde Mar del Plata, donde protagoniza con éxito la obra Fuera de línea. Reflexiones y dilemas de una mujer al frente.
–¿Con qué soñabas de chica?
–Creo que todos cuando somos chicos tenemos una faceta artística y después, a lo largo de la vida, se explota o no. Yo siempre tenía un deseo muy grande con todo lo que tenía que ver con estar arriba de un escenario y meterme en personajes. Por suerte, mi mamá me apoyó en ese proceso, era mi premio ir a las clases de teatro los sábados. A los 13 hice la novela Sos mi vida, donde salía con Natalia Oreiro y Facundo Arana en horario central. En esa época la gente me paraba por la calle y yo no entendía por qué lo hacían, y me detuve a pensar si actuar era lo que quería realmente, porque no me gustaba para nada la exposición.
–Qué curioso cómo la vida después te llevó a ser una figura nacional que marcó un antes y después. La vida te sobreexpuso.
–Sí, fue un músculo que se desarrolló entre los 13 y los 14. Por supuesto, Patito feo también fue un momento de mucha exposición. La profesión fue volver a elegir, de más adulta, si quería este estilo de vida, de tener un año trabajo y al otro no, de armar y desarmar grupos. Ese período fue un lindo entrenamiento para ver cómo la vida te expone de pronto a lo público en una etapa de tanta vulnerabilidad como la adolescencia. Pienso que es importante que los adultos construyamos una manera en que los jóvenes puedan tener contacto con el universo que los apasiona, pero desde un lugar de protección.
–¿Cómo te llevás con la fama hoy?
–Hoy me gusta. Se arma un clima hermoso con la gente. Mis amistades son un gran apoyo en ese sentido, porque mi cotidiano cambió por completo, y esto tiene que ver con la decisión que tomé de que lo personal fuera público, usando el rol que tengo como actriz y comunicadora. Me gusta salir a la calle y tener contacto con la gente, pero también me gusta tener mis lugares de privacidad.
–Con el grado de cotidianidad tecnológica que vivimos hoy, uno tiene que estar preparado de otra manera para la exposición.
–Esa es la cara y contracara; como en todo, hay un lado positivo y otro negativo. Tenemos que buscar una herramienta para que los cambios perduren. Por ejemplo, desde el lado del feminismo hemos logrado despertar y sacudir a una sociedad, y sin embargo, muchas veces se avanza cuatro casilleros y se retrocede tres.
–¿Cómo es el ejercicio para que lo conquistado no vuelva atrás? ¿Cómo lo practicás vos como militante?
–Mostrar que con un determinado avance no vamos a dar marcha atrás es una cuota positiva. Es una responsabilidad de toda la sociedad y, por supuesto, del Estado, porque son ellos quienes tienen los recursos. Cada uno desde su pequeño lugar debe contribuir para que todo funcione. Se deben reunir los recursos económicos que tiene el Estado y los recursos humanos que tiene la sociedad, esa es la manera de lograr que un cambio perdure.
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