10 cuentos para niños que fomentan la igualdad y destruyen estereotipos
Princesas, sapos, besos, madrastras, brujas, héroes, hadas madrinas, pócimas, maleficios, banquetes con perdices… ¿Quién no podría hacer un cuento ‘infantil’ usando estos elementos? Y lo más curioso es que probablemente todas las historias se parecerían mucho entre sí.
Sobre todo en lo que se refiere al rol que cumple cada uno de los personajes. Ellas princesas, rosas, frágiles, desprotegidas, guapas… Ellos salvadores, fuertes, príncipes (aunque temporalmente hayan sido rebajados a la categoría de batracio por la acción de una mujer rencorosa). Ellas, ellos. Buenos, malos. Ricos, pobres. Fuertes, débiles.
Tradicionalmente los cuentos infantiles han sido poco dados a las medias tintas, a los matices, a tener en cuenta al diferente, a mostrar roles diversos, a integrar, a pesar de que nuestro entendimiento del mundo, la manera en que entendemos lo que nos rodea, la percepción de nosotros mismos y el lugar que ocupamos en él, se fija durante los primeros años de vida.
Afortunadamente en los últimos años muchos autores y editoriales se han dado a la tarea de contar historias diferentes, desmitificadoras de roles, inclusivas y cercanas. Cuentos que permiten a los niños entenderse a sí mismos y a los demás de una manera más integradora.
Con motivo de la celebración del día del libro, desde Público queremos compartir 10 de estos cuentos que tratan sobre la diversidad sexual, el feminismo, las habilidades diferentes o la inmigración. Son sólo un botón de muestra. Por eso invitamos a nuestros lectores a compartir sus cuentos favoritos en redes sociales usando el hashtag #LibrosParalaIgualdad.
Las princesas también se tiran pedos
¿Es posible que una princesa se tire pedos? Es la pregunta que Laura le hace a su padre tras volver del colegio. Un compañero había afirmado en clase que Cenicienta se tiraba pedos. Sin embargo, incrédula, Laura le hace esa pregunta a su padre y, para su sorpresa, éste saca de la biblioteca «El libro secreto de las princesas» en el que se documenta la verdadera historia de éstas y afirma que, sí, ellas también se tiran pedos.
En esta historia divertida, entrañable Ilan Brenman desmitifica el rol de las princesas y promueve las preguntas que pocos nos hacemos cuando somos niños, promoviendo la imaginación y permitiendo tanto a los menores como a los adultos profundizar en el arte de preguntarse sobre las cosas e imaginar que no siempre son como nos las imaginamos o nos las cuentan.
Rosa caramelo
Margarita es la única de las elefantas cuya piel no es rosa. En un mundo en el que elefantes y elefantas son educadas de forma distinta, ellas comen flores que tienen gusto raro, viven dentro de un cercado y tienen adornos rosas. Todo para conseguir ese tono de piel rosáceo que les permitirá casarse con un buen elefante. Mientras tanto, ellos viven libres, se duchan en el río, comen lo que quieren y duermen bajo los árboles. Margarita, es la excepción. No come flores, su piel es gris y, ante la frustración de sus padres, consigue escapar del cerco y vivir como una elefanta libre, igual que sus compañeros varones y muestra el camino al resto de elefantas.
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