Las mujeres en la historia de los libros: un paisaje borrado
Los ojos curiosos de una pequeña Irene Vallejo, se cerraban al anochecer imaginando el canto de las sirenas que describía Homero. Mientras su padre leía ‘La Odisea’ a los pies de la cama, modelaba -sin saberlo- a una mitómana, enamorada de las historias y de los libros de la Antigüedad. Vallejo estudió Filología Clásica para poder leer aquellos poemas épicos en su lengua original. Hoy, doctorada en las universidades de Zaragoza y Florencia, reembolsa lo que le ha dado la cultura clásica a través de una impecable labor divulgativa.
Su última obra, ‘El infinito en un junco’, es un ensayo sobre treinta siglos de libros, narrado como si de una historia de aventuras se tratase. Vallejo – libre de corsés- no duda en introducirnos en la Biblioteca de Alejandría o en la Hispania del siglo IV de la mano de Tarantino, Mozart o Pollock. “Es mi pequeño homenaje a todas las personas que han hecho posibles, que han protegido y han salvado los libros”, afirma. La obra va camino de ser traducida a una treintena de idiomas y le ha valido varios reconocimientos como el prestigioso Premio Ojo Crítico o el Premio Los Libreros Recomiendan. Su narrativa es tan hipnótica y seductora como aquel canto de las sirenas homéricas.
“Salvamos los libros porque los libros nos salvan a nosotros”, sostiene Irene Vallejo, quien sufrió acoso escolar siendo niña y admite haberse refugiado en las historias de Jack London o Michael Ende. «En aquellos libros yo descubría que había muchos mundos dentro del mundo y muchas aventuras y posibilidades de futuro», reconoce. Hoy, es ella quien traza esos caminos de tinta. La aventura continúa.
Leer la transcripción de la entrevista en El País.