«Es triste que en 2021 todavía tengamos un día para recordar que la niña y la mujer deben tener acceso a la ciencia»
Una mujer tiene la mitad de posibilidades de que un hombre de terminar una licenciatura o un máster en ciencias. Si hablamos de doctorados, los hombres triplican las mujeres. Estos datos muestran la realidad de la brecha de acceso a los estudios y en los trabajos relacionados con las ciencias que sufren las niñas y las mujeres. Aunque las notas de las chicas son mejores, tienden a sentirse menos cualificadas que sus compañeros hombres, comenzando así una carrera llena de estereotipos y impedimentos.
El Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia tiene como objetivo trabajar para igualar el acceso y las oportunidades, pero «ojalá podamos dejar de conmemorarlo pronto», se lamenta Montserrat Pedreira. Psicóloga, doctora en Educación y maestra del grado de Educación Infantil en la Uvic especializada en Didáctica de las Ciencias, Pedreira opina que no debemos esperar a que los jóvenes elijan una formación postobligatoria para inculcar la pasión por la ciencia.
Es por ello que impulsó los proyectos Nido de Ciencia, del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y el Lab 0-6, un centro de descubrimiento e investigación sobre la educación científica en las primeras edades.
¿Cuál es la importancia de comenzar en edades tempranas a inculcar la pasión y la vocación por la ciencia?
Tenemos un lema que nos gusta mucho que es Ciencia desde el nacer. La ciencia es interpretar los fenómenos del mundo y esto es precisamente lo que hacen los niños, desde el momento en que nacen. A partir de experiencias, del contacto con otras personas y su maduración desarrollan su manera de pensar. Y aquí hay ciencia. Tenemos clarísimo que hay que empezar bien, porque ahora nos preocupa que los jóvenes, cuando terminan la secundaria, no le ven la gracia a la ciencia y no tienen vocación científica. Si en lugar de preocuparse de él a los 16 años, cuando ya no lo arreglaremos, empezamos bien y motivamos sus capacidades, la ciencia se convertirá en una disciplina que les pueda gustar y les parezca estimulante.
A todos los humanos nos maravilla poder entender cómo funciona el mundo, poder anticipar y controlar. ¿Cómo es, pues, que los jóvenes terminan la escuela sin que les guste la ciencia? Piensan que no es para ellos, que no tiene ninguna gracia ni utilidad y es muy importante cambiar esto, ya no tanto para que se conviertan en científicos, sino porque vivimos en un mundo en el que es básico tener conocimientos de ciencias, para no estar sometidos a que nos engañen, a caer en teorías conspiranoicas, para tener criterio y decidir qué tiene sentido y qué no. Qué nos creemos y qué no.
Lab 0_6 trabaja desde la educación no formal, aprovechando la curiosidad innata de los niños. ¿La falta de vocación científica está relacionada con el enfoque curricular de las ciencias?
Es un problema que se gesta en la escuela, principalmente. Por ello, nuestro espacio es no formal y formal a la vez. Vienen los niños y niñas con sus escuelas y también hacemos mucha formación a maestros, familias y a varias entidades del ocio y el tercer sector, porque creemos firmemente que no se educa sólo en la escuela, sino en cualquier momento. Pero en la escuela la ciencia viene ligada a un libro de texto, a tener que responder a problemas que no ves en ningún otro lugar y que no sabes para qué sirven. Y esto ha hecho que las ciencias cojan mala prensa entre los alumnos.
Debemos enfocar el estudio de las ciencias desde el aprendizaje servicio. ¿Qué hace un niño pequeño, lo pongas donde lo pongas? Remover, busca, tira al suelo, mira si puede abrir, sacude, explora… Y debemos aprovechar este deseo exploratorio para facilitar propuestas educativas que incentiven el pensamiento científico. En el Lab 0_6 tenemos rampas que se pueden inclinar más o menos y buscamos ver si se dan cuenta que la inclinación tiene que ver con la velocidad que coge un objeto cuando cae. También les proponemos que pongan bolitas dentro de líquidos que parecen iguales pero tienen diferentes densidades para generar la curiosidad y piensen cómo puede ser que la bola caiga a diferente ritmo. Es el adulto el que debe tener la ciencia en la cabeza y hacer propuestas para que los niños jueguen y experimenten. Por eso es tan importante la formación a maestros.
Leer la entrevista completa en El Diario de la Educación.