Rocío Quillahuaman: “Solo me afectaron los ‘haters’ cuando me acosaron por mostrar mi opinión política”
Trescientos mil ojos contemplan a diario lo que la artista Rocío Quillahuaman muestra al mundo a través de su cuenta de Instagram. Sus vídeos animados, que comenzó a hacer para liberar estrés, la han convertido en un referente generacional. En ellos visibiliza problemas sociales desde experiencias personales con humor e inteligencia, y critica el postureo o la falsa meritocracia. Para presentarse ante la cámara que realiza un making of de la sesión de fotos dice: “Soy Rocío Quillahuaman, animadora, ilustradora, y en general creativa… Uf, qué horror. Poned el qué horror para que se note mi vergüenza”, dice riendo. Y superando su vergüenza arma todo un discurso necesario.
Comenzaste haciendo vídeos sobre cosas que te daban ansiedad para poder rebajarla. ¿Lo has logrado?
Un montón, pero porque hace un año empecé a ir a terapia. El origen de las animaciones era porque yo no sabía canalizar la rabia, el rencor y los sentimientos negativos y los transformaba a través de mis vídeos. Podía parecer que había algo bonito en eso de transformar el odio en algo creativo pero al final acababa con todo el sentimiento negativo dentro. Por eso decidí ir a terapia y eso ha hecho que me relaje mucho y no sea tan rencorosa. Bromeo con que igual es el fin de mis animaciones pero estoy comprobando que soy capaz de hacerlas sin destrozarme por dentro. Ya incluso me río en el proceso y no gruño.
De todos los mensajes que lanzas en tus animaciones, ¿cuál te gustaría que calara más?
El de que si no eres una persona creativa también eres una persona válida. No pasa nada si no eres artista, fotógrafo, pintor o alguien que hace performance. Hay gente que es artista de verdad y otros que se lo toman como un estatus social. Esta era la razón por la que yo me sentía mal en Barcelona, donde parecía que solo eras válida si hacías videoclips con Canadá. Yo quiero que la gente se plantee por qué quiere hacer algo creativo: porque tienes espíritu creativo o porque crees que la gente te va a hacer más caso. Ahí está la clave de que luego persigas algo que nunca consigues. Y eso es horrible. Hay quien se desvive por tener cierta fama, estar en la onda y ser creativo y no vale la pena porque luego ves a artistas que tienen un mensaje vacío, pero que están ahí porque tienen dinero y se lo pueden permitir. Da mucha rabia.
La transparencia de los artistas es algo que denuncias a menudo.
Claro, porque no pasa nada. Cuando me meto con artistas que vienen de familias pijas me preguntan: ¿qué hacemos?, ¿no valoramos su talento porque es rico? No, pero que no adopten ese papel de soy Carrie Bradshaw y puedo hacer dos artículos y vivir en un pisazo en Nueva York. Porque por culpa de esta gente que no es transparente hay otros que se crean complejos. Solo digo que si te hacen una entrevista digas de dónde vienes, quiénes son tus padres, dónde estudiaste, etc. Explica esas cosas y así sabemos quién eres y nadie se va a acomplejar ni a perseguir algo que no va a lograr.
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