La pandemia dispara los intentos de suicidio entre adolescentes
La pandemia ha tenido efectos severos en la salud mental de los adolescentes: los intentos de suicidio juvenil han aumentado un 27%. Según datos del Departament de Salut, 503 menores utilizaron el Codi Risc el 2018; 473 el 2019 y 601 el 2020. El coordinador del Comité de infancia y adolescencia del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, Roger Ballescà, explica que la tendencia había ido en aumento en Catalunya desde que en 2014 se impulsó el Programa Codi Risc Suïcidi, que detecta posibles casos, pero que un incremento como este no se había visto hasta ahora. Para el también psicólogo del Hospital Sagrat Cor de Martorell «hay una relación clara entre las restricciones sanitarias, distancia social y las cuestiones económicas». «Esto ha tensado mucho a nivel social y personal en todos los estratos de edad», relata.
En el caso de los niños y adolescentes, apunta que un contexto familiar difícil les puede afectar mucho más. «Los jóvenes están en un momento que necesitan más que los otros salir de casa, relacionarse, están en pleno descubrimiento de la sexualidad, de la identidad grupal… es un momento evolutivo bastante crítico y les afecta mucho«, especifica. El director del Pla Director de Salut Mental i Addiccions del Govern, Jordi Blanch, puntualiza que durante los meses de encierro estas personas no han recibido atención psicológica porque no iban a los centros. Ballescà matiza que durante el confinamiento las primeras visitas a los servicios de salud mental infantil y juvenil cayeron un 40%. «A partir de septiembre, coincidiendo con la normalización de la vida y el inicio de curso, hay un incremento», apunta Blanch. Este fenómeno, pero, ya pasaba antes de la pandemia, puesto que es un momento de alto estrés emocional.
¿La autolesión es siempre una conducta suicida?
Los adultos y adolescentes gestionan de formas diferentes el estrés emocional, según Blanch. «Un adulto hará una llamada, consultará un psicólogo, mientras que un adolescente el sufrimiento lo puede traducir en conductas autolesivas». Este comportamiento, a pesar de que angustia a los padres y al mismo adolescente, no indica siempre una tendencia suicida, sino que puede ser una llamada de atención, especifica Ballescà.
Hay varios motivos que pueden provocar un aumento de las conductas suicidas: problemas de ansiedad no resueltos relacionados con la autoestima, la identidad o las relaciones. Además de las conductas suicidas, han aumentado las adiciones a tecnologías, los problemas de comportamiento, de sueño y del trastorno de conducta. En el caso concreto del Hospital de Sant Joan de Déu, las restricciones han provocado un aumento del 47% en las urgencias de salud mental en adolescentes, donde han detectado una subida de trastornos alimentarios e intentos autolesivos. ¿Y como actúan los psicólogos frente a esto? «Tenemos que ayudarlo a analizar los condicionantes que lo han llevado aquí y ayudarle a tener recursos. Cuando una persona se suicida lo que busca es una solución en los problemas: tenemos que proporcionar una solución alternativa que le permita seguir viviendo».
La saturación de los servicios públicos
Para Ballescà, el aumento de casos es lógico. «Cuando aumentas el nivel de restricciones, aumentas la presión emocional y la presión en los centros de salud mental», señala. Ahora bien, denuncia que mientras se ha reforzado el personal de los hospitales, el número profesionales en los centros de salud mental «no es suficiente». «Nos hemos visto desbordados», remarca. Actualmente hay 325 profesionales de psicología clínica para menores de 18 años en toda Catalunya. El centro constata un aumento de trastornos alimentarios e intentos autolesivos.
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