Jóvenes: la carrera hacia el futuro
En un contexto como el actual y en un mundo en el que se ha difuminado la conexión entre estudios y profesiones, la decisión sobré qué estudios cursar es más complicada que nunca. Casi el 22% de los alumnos de grado abandona sus estudios el primer año, y de ellos, un 9% cambia de carrera. El resto deja la universidad, lo que pone de manifiesto que se necesita una mejor orientación académica y profesional. Hoy por hoy las profesiones más demandadas están vinculadas a la tecnología y a la innovación, en concreto al comercio electrónico y la ciberseguridad, y también a la salud y al sector farmacéutico.
Decía Simone de Beauvoir que el trabajo es lo único que puede garantizar una libertad completa a la mujer respecto al hombre, pero hoy día puede parecer que la libertad que aporta el trabajo puede ser un privilegio de pocos.
La revolución digital está reduciendo las opciones para los puestos de trabajo menos cualificados. Según el estudio ‘The Future of Jobs 2020‘ del Foro Económico Mundial, el mercado laboral está cambiando más rápido de lo previsto y hacia el año 2025 la automatización y la robotización desplazarán 85 millones de empleos en todo el mundo. La covid-19 ha acelerado un proceso y el estudio prevé que los empresarios dividirán a partes iguales el trabajo entre personas y máquinas.
¿Estamos destinados a presenciar la desaparición del trabajo tal y como lo entendemos? No, ni mucho menos. El trabajo no desaparecerá, pero estamos sometidos a una transformación del concepto tradicional de mano de obra. En todo caso, deberíamos hablar de ‘inteligencia de obra‘. Las máquinas se centran en los datos, la automatización de las tareas administrativas y los trabajos manuales productivos, pero va a aumentar el valor de las competencias humanas asociadas al razonamiento, el ingenio, la gestión, la comunicación y la creatividad. En definitiva, la capacidad humana de adaptarse a cualquier cambio y el poder de la imaginación para resolver situaciones son recursos imbatibles. De algún modo la pandemia nos recuerda que el valor del trabajo es la humanidad, la capacidad de tomar decisiones desde la incertidumbre. Immanuel Kant explicaba que la inteligencia de un individuo se mide por el grado de incertidumbre que es capaz de soportar.
Vivir en un mundo incierto genera mucha angustia, pero nuestra capacidad de adaptación resulta clave para entender hasta qué punto nuestras habilidades son la clave de nuestro valor en el trabajo.
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