¿Tú también odias a los padres de los compañeros de colegio de tus hijos?
Para llegar tarde a un sitio no hay nada mejor que vivir enfrente. Es una de las muchas lecciones que se aprenden a la puerta del colegio. La puerta del colegio es, en suma, mucho más instructiva que el colegio por dentro. Es ahí mismo donde empieza un mundo nuevo para el adulto con hijos: el mundo de otros adultos con hijos.
Yo también pensaba que los padres que se pegaban con otros padres en los partidos de fútbol infantiles eran unos cavernícolas. Ahora les entiendo perfectamente. Todo lo que pueda pasarle a tu hijo por culpa de otro niño lleva inevitablemente a odiar a sus padres, querer pegarles y mirar para otro lado cuando su hijo se acerca demasiado a la carretera. En la segunda temporada de ‘True Detective’, Colin Farrell tiene un hijo gordito al que acosan otros niños. Farrell va a casa del niño acosador y le da una paliza a su padre delante de él. Luego le dice al niño que, si sigue hostigando al gordito, le arrancará la cabeza a su padre. Como idea, no hay nada que objetar, es una idea buenísima. Para una serie. En la ficción, nos desahogamos que da gusto.
Los padres que no son tú empiezan el primer día de colegio. Ya les conté que los niños no saben a qué se enfrentan, van inocentemente hacia el matadero de su inocencia. Pero los padres tampoco tenemos muchas pistas de lo que supone algo tan simple como llevar un niño a una institución educativa a las nueve de la mañana y recogerlo a las cuatro o cinco de la tarde. Parecía sencillo, expresado así.
Es muy complicado. A la cordialidad civilizada del “buenos días” o el “hola” va sumándose toda una burocracia relacional que inevitablemente te lleva a hacer nuevos amigos. Hacer nuevos amigos con 46 años es algo que a lo mejor no te apetece demasiado. Entonces tienes un problema. El problema es que tu hijo necesita que tú hagas nuevos amigos que no te apetece hacer.
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