¿Es la reducción de ratios la solución a los problemas educativos?
Cuando José Giner entró por primera vez en clase este curso y miró a su alrededor, pensó: “Esto es otra cosa”. El maestro del colegio público Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja (Valencia) tenía ante sí a 13 alumnos de primero de primaria, cuando un año normal habrían sido 26. “Ha ido muy bien, sobre todo por la atención más personalizada que he podido darles. Hay niños que desarrollan con más rapidez la competencia lectora y escritora y son más autónomos, y otros necesitan más tiempo y dedicación. Esta vez he tenido la sensación de darles a todos una respuesta educativa más adecuada. Es difícil saberlo, pero puede que haya servido para que niños que habrían tenido dificultades en el futuro no las tengan o sean menores”.
Las normas para prevenir contagios en la escuela han reducido este curso las ratios de alumnos por clase a niveles históricos, si bien ha habido grandes diferencias entre comunidades autónomas en función de los recursos adicionales que han recibido los centros, explica Vicent Mañes, presidente de la federación de directores de colegios públicos Fedeip, y también del espacio con el que contaba cada escuela. “Allí donde la reducción ha podido hacerse, se ha notado mucho”, añade.
Este curso se han creado 9.004 clases más en primaria, hasta sumar un total de 142.137 grupos, pese a que el número de alumnos ha descendido un 2,3%. En la ESO se han formado 7.727 unidades adicionales, hasta las 87.081, en paralelo a un aumento en el número de estudiantes en la etapa del 1,3%. La creación de nuevas unidades ha respondido en casi todos los casos a desdobles y ha producido como consecuencia la reducción en las ratios de alumnos por aula en los grupos divididos. Una mejora que ha tenido una distribución geográfica muy desigual. En general se han concentrado en las zonas más densamente pobladas, donde partir las clases ha sido necesario para cumplir los protocolos sanitarios.
Entre las cuatro autonomías con mayor población escolar ha habido grandes diferencias. Madrid y la Comunidad Valenciana han reducido el número de alumnos en las aulas de infantil, primaria y secundaria (en esta etapa en combinación con la semipresencialidad en parte de los cursos). En Cataluña solo se han reducido ratios en los colegios, y no siempre. Y en Andalucía ha ocurrido al revés: los institutos las han bajado (en primero y segundo de la ESO) y las escuelas, en general, no.
La comunidad educativa reclama que las reducciones se mantengan, pero es difícil que las condiciones que se han dado este curso se repitan. Las autonomías volverán a contratar profesores adicionales en septiembre, pero no tantos como este curso, cuando el aumento de docentes ha superado los 35.000. La prioridad de las autoridades educativas pasa ahora por garantizar que todo el alumnado pueda ir a clase de forma presencial, lo que hará los desdobles mucho más difíciles en buena parte de los institutos, tanto por razones de personal como de aulas disponibles, a pesar de que la distancia que deberán mantener entre sí los estudiantes de secundaria se reducirá a 1,2 metros.
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