La Formación Profesional deja atrás los tópicos
La Formación Profesional del siglo XXI se asienta como una opción muy válida para afrontar un entorno internacional muy competitivo. Desde su recorrido completo (seis años) a la posibilidad de ‘enganche’ a Bachillerato, o como puente hacia los estudios universitarios, esta modalidad derriba cada vez más tópicos.
La Formación Profesional ha subido en el curso 2020-21 un 9,3% respecto al anterior. 974.445 alumnos, de los que cerca de un 20% de titulados en ciclo superior acceden a la universidad, según datos publicados el pasado viernes por el Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP).
El Plan de Modernización de la Formación Profesional, presentado por el Gobierno en julio de 2020, prevé la creación de 200.000 nuevas plazas en los próximos cuatro años, con una inversión prevista de más de 2.000 millones de euros. Y el borrador de la Ley de Formación Profesional, presentado por la ministra de Educación, Isabel Celaá, se centra por ejemplo, en aspectos como la microformación y el reciclado, en línea con la actualidad (y proyección de futuro) del ‘Long Life Learning’.
Imprescindible
Clara Sanz, secretaria general de Formación Profesional del MEFP, aporta su opinión sobre las claves de estos nuevos tiempos: «Estamos asistiendo a una auténtica revolución del sistema en España, que pretende convertirlo en el instrumento dinamizador de la empleabilidad y de la productividad en las empresas. Para que un país cuente con una economía potente, es imprescindible que disponga de una Formación Profesional moderna, flexible y accesible a todas las personas y, por supuesto, con capacidad de adaptación a las necesidades precisas de cada territorio. Un itinerario de éxito, garantizador de un empleo de calidad y de continuidad dentro del sistema educativo».
En este recorrido, Sanz destaca la apuesta por la futura ley, «que abrirá un abanico de oportunidades de formación mediante la creación de ofertas de distinta duración y niveles. La norma vendrá a consolidar el nuevo modelo, que incorpora el reconocimiento acumulativo y acreditable de lo que hasta ahora hemos llamado Formación Profesional para el Empleo». Un esfuerzo necesitado de aportaciones de «administraciones educativas y de empleo de las CC.AA., interlocutores sociales, empresas, entidades del tercer sector vinculadas a la Formación Profesional, etc.».
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