El aula de la prisión de Las Palmas donde las mujeres se empoderan y son conscientes del peso del género
«Si volviera a nacer sería mujer», asegura R.G. mirando al resto de sus compañeras durante la construcción de un mapa mental en la pizarra. «Yo antes pensaba que la mujer valía menos que el hombre y tenía menos autoestima», pero «he aprendido que soy una persona muy resiliente y a empoderarme». Estas palabras las dice en un aula que se ha convertido en un pequeño refugio de «libertad» en un lugar que en realidad es una prisión. Es una de las alumnas del proyecto RenovArte, de la asociación Me Sumaría, que trabaja con las internas el refuerzo de su autoestima y las prepara para que sean más seguras de sí mismas cuando puedan salir en tercer grado o con total libertad. Leen las vidas de referentes como Rosa Parks o Frida Kahlo y han construido un blog donde expresan sus emociones y cuelgan entrevistas. La violencia de género, la desigualdad y el peso de los estereotipos tiene gran vinculación con sus trayectorias de vida y con que hayan pasado por esta cárcel. De hecho, la subdirectora de Tratamiento de la prisión de Las Palmas II, Raquel Aragunde, recuerda que en torno a un 90% de las mujeres que pasan por la cárcel tienen presente en sus entornos la violencia de género. En estos momentos no llegan a cien mujeres entre las 970 personas que hay en esta prisión. «Son mujeres con una experiencia de vida intensa», recuerda Bárbara Hernández, educadora social del proyecto, que admite que ha aprendido mucho en este año con las 10 alumnas que han pasado por él ya que la desigualdad de género «nos atraviesa a todas». «Yo también me he transformado con ustedes y me siento más empoderada», admitía en la mañana de este lunes en clase.
En este pequeño espacio (que normalmente se encuentra en su propio módulo de mujeres, pero que este lunes se ha trasladado a un aula de actividades) se dan cita dos veces por semana con las trabajadoras de la asociación Me Sumaría. Raquel Aragunde, que también es psicóloga, recuerda que la participación en actividades es totalmente voluntaria, pero que este proyecto tiene gran aceptación. Inma Carretero es la fundadora y directora de la asociación y apunta que la dinámica es muy práctica y que se intenta que las mujeres realicen un trabajo consciente sobre su realidad, su papel en la sociedad y lo hagan a través de proyectos creativos en los que participen y desarrollen distintas competencias. El principal objetivo es reforzar su autoestima y que tengan claro que son capaces de lograr las metas que se propongan. «Yo estoy cursando cuarto de la ESO. Me gustaría hacer Bachillerato y estudiar Psicología», explicaba este lunes R.G., que además está convencida en que cuando salga de prisión quiere continuar en el proyecto Me Sumaría, que cuenta con una escuela en el IES Felo Monzón donde trabaja con alumnado de diversas características las competencias para la vida. Hacer un voluntariado también está entre sus metas.
No es la única que tiene sueños para cuando salga de prisión. «Me encantaría tocar el piano, tener un hogar estable, dejar de fumar y seguir aprendiendo», dice Z.M., que durante la dinámica ha insistido en que otro de los aprendizajes es que hoy día las mujeres «no tienen la necesidad de depender de ningún hombre económicamente. Antes dependía de él hasta para firmar un papel». También ha resaltado la importancia de aprender competencias digitales (gracias a una especie de Intranet creada con contenido que traen en un pen drive las profesoras). Defiende que haber aprendido a usar la tablet o los programas de ordenador con los portátiles es importante para «cuando salga, buscar empleo y cursos» e insiste en que todo lo aprendido es positivo para lograr un «futuro mejor». «Solo me falta la libertad para poner en práctica lo aprendido», insistió. «Yo sueño con vivir en una casa en el campo con mi familia y mi esposo, si me espera, y abrir un comedor para los niños, porque en mi campo muchos niños no van a la escuela y no tienen libros ni cuadernos», asegura C.H. Por su parte, M.B. prefiere ir dando pequeños pasos, seguir en el proyecto y ayudar a las compañeras que lo necesiten «para que la lucha siga y esto no se pare».
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