La violencia del amor romántico en el aula
La escuela contribuye a construir nuestra identidad social, quiénes somos, cómo nos relacionamos, qué actitudes naturalizamos, qué comportamientos legitimamos socialmente y cuáles no. Esto, los gobiernos lo saben. Por eso, como señala el docente y sociólogo Lucas Platero, “a todos les parece tan importante la ley de educación y, cada vez que hay un Gobierno nuevo, se cargan la anterior. Son conscientes de que están generando un contenido ideológico”. Y para muestra, un botón: en 2013 el PP aprobó en solitario la Lomce, que este año termina de implantarse en secundaria y bachillerato.
Contra la llamada Ley Wert han corrido ríos de tinta y mareas verdes prácticamente por las calles de todo el Estado, pero quizá uno de los mejores resúmenes que se puede encontrar sobre su contenido son las declaraciones de la presidenta del PP de Valencia, Isabel Bonig, en la clausura de un encuentro de Nuevas Generaciones en el Capello el pasado mes de agosto: “Es necesaria la libertad de los padres a elegir el centro donde van sus hijos y la educación que reciben, la libertad en el ámbito de la empresa, la libertad para asistir a festejos taurinos o no, la libertad para ir a una iglesia o no, la libertad de concejales a asistir a una procesión o no, de eso estamos hablando”.
En un contexto de vuelta al cole y con un verano marcado por decenas de asesinatos machistas, que se incrementan cada semana –36 en tres meses, según la plataforma feminicidio.net, 13 según datos del Gobierno, que por ley sólo contabiliza parejas y exparejas–, resulta inevitable preguntarse qué papel puede jugar la educación en la prevención de la violencia machista y de qué manera las declaraciones de la señora Bonig pueden considerarse un acto de violencia algo más que simbólica.
Ambas preguntas son muy pertinentes, sobre todo si se tiene en cuenta que en la Lomce, como señala Lucas Platero, “todo lo que aparecía relacionado con la igualdad ha sido sustituido por el tema de emprendedores, un sinónimo dulcificado de empresariado”. Así, la poca base legal que abría la puerta a poder tratar temas de igualdad, sexualidades o identidades se cierra de un portazo. Para Lucas Platero, “cuando la gente joven piensa que puedes controlarle el móvil a tu novia o que es normal sentir celos, es que algo estamos haciendo mal en la educación, que no basta con decir ‘niños no os peguéis’. Habrá que explicar las relaciones de poder, la masculinidad, y desde luego, la Lomce no nos ayuda a hacer eso”.
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