Segregación de género en la docencia y crisis económica
Actualmente, y contrariamente a lo que sucedía hace tan sólo unas décadas, la presencia de las mujeres en todos los niveles educativos es superior a la de los hombres. Y no sólo se ha avanzado en este sentido. Los porcentajes de abandono escolar son inferiores entre las mujeres y ellas obtienen mejores resultados educativos. Sin embargo, la posición de las mujeres en el mercado laboral no refleja todos estos logros históricos en el ámbito educativo: las mujeres presentan mayores dificultades para acceder al empleo y padecen niveles de precariedad y de discriminación salarial superiores. Por otra parte, a pesar de que cada vez hay más mujeres que acceden a empleos tradicionalmente considerados como «masculinos», siguen sufriendo una mayor segregación ocupacional que los hombres.
La segregación de género en la docencia
La docencia constituye un sector en el que la segregación de género, tanto la vertical como la horizontal, ha estado históricamente presente.
Cuando hablamos de segregación horizontal, nos referimos a que las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres de acceder a cualquier tipo de ocupación. De esta manera, las mujeres se concentran en un número más reducido de ocupaciones, vinculadas a estereotipos de género. Al igual que sucede con profesiones como la enfermería o la asistencia social, la docencia, pero especialmente en la educación infantil, se asocia a los «cuidados» y al estereotipo de mujeres cuidadoras y hombres mantenedores. Así, mientras que en el curso académico 2014-2015 el 97,6% del profesorado de educación infantil en España eran mujeres, la proporción disminuía hasta el 57,2% en secundaria y al 40,5% entre el profesorado universitario.
Por otra parte, con segregación vertical hacemos referencia a que las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres a la hora de acceder a puestos con poder decisorio. De nuevo, el sector de la docencia constituye un ejemplo paradigmático de este tipo de segregación. De esta manera, durante el curso académico 2014-2015 tan sólo el 20,8% de los catedráticos y el 8,0% de los rectores eran mujeres en el sistema universitario español.
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