Segregar por sexos en una escuela mixta
Mientras quienes trabajan para fomentar la igualdad alertan de que no todo está conseguido, surgen reductos que plantean una vuelta a la educación segregada, para niños y para niñas, como el remedio a parte de nuestros males.
Juan Antonio Perteguer es el director del colegio (concertado, católico) Edith Stein del barrio de Orcasitas, en Madrid. ¿Es mixto? ¿Es segregado? Ni lo uno ni lo otro. Es más bien una fórmula descafeinada de segregado, en que niños y niñas comparten las entradas y salidas, los recreos, el comedor y las extraescolares pero asisten a aulas distintas en primaria y secundaria (no así en infantil -según Perteguer los estudios no aclaran que en este nivel separar sea mejor- y bachillerato). Se busca, además, que su tutor sea hombre en el aula de chicos y mujer, en la de chicas, “para fomentar la cercanía y el sentimiento de pertenencia”, según Perteguer, que prefiere, para su centro, la etiqueta “mixto diferenciado”.
Asegura que con él armonizan “las bondades en cuanto a nivel académico de la educación diferenciada y las ventajas para la socialización del modelo mixto”. Según el director, obtienen mejores resultados -“En España hay oposición a los rankings, pero en el Reino Unido, de los 50 mejores colegios, el 80% son diferenciados, cuando no suponen más del 5 o 10%”-, llegan antes a ellos y se reduce la brecha de género: “No se elimina del todo, porque también hay factores genéticos, pero se reduce bastante. De hecho, hay muchas muchachas que abandonan las ciencias, por miedo o prevención, porque se ven inferiores, y se decantan poco por vocaciones STEM, pero en nuestro modelo es muy normal que elijan carreras de ciencias”.
Reconoce Perteguer, que también es profesor del máster de dirección de centros escolares de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que son pocos los centros que en España siguen su filosofía, y apenas cita un puñado de ellos en Madrid: “Es necesario ser línea par, si se es impar no se puede hacer, pero no somos los únicos, ahí están el Monte Tabor de Pozuelo, el Juan Pablo Segundo de Alcorcón, algunos de los colegios Arenales [todos concertados católicos]… y en el Reino Unido también existe este modelo”.
Asume que algunos padres muestran reticencias: “No les acaba de convencer, pero ahí están las pruebas externas de la Comunidad de Madrid, la comparación con otros centros de la zona… Yo les digo que hagan la experiencia, que lo vean, y que en unos meses hablamos. Muchos acaban con su prejuicio social de relacionar diferenciado con segregador, y me dicen: ‘Que sepa que estoy en contra del modelo, pero no de como lo hacen aquí…”.
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