Nuria Varela: «El nuevo machismo nos quiere eternamente jóvenes»
En Cansadas, Nuria Varela emplea recurrentemente una frase: «El año que cumplimos 40 años…» La periodista y escritora especializada en política de igualdad ha vuelto a las librerías con un manual en el que analiza los problemas de las mujeres en general y de una generación en particular, la de las nacidas entre los 70 y los 80, que acusa el cansancio de unas luchas que no llegaron a dar sus frutos. Charlamos con ella sobre feminismo, educación e igualdad y sobre por qué incluso la nueva política es vieja en lo que a cuestiones de género se refiere.
En Cansadas hablas de las mujeres en general, pero también de una generación en particular. ¿De qué están cansadas las mujeres que cumplieron 40 recientemente?
Creo que son una generación con mucha carga en el ámbito de los cuidados. Una generación que retrasó mucho la maternidad, en la que algunas la rechazaron incluso. Eso ha generado familias con hijos muy pequeños y madres muy mayores a los que se les sumó un agravante: cuando tenían sus carreras profesionales mas o menos diseñadas, llegó una crisis que las ‘sacó’ del mercado y tuvieron que reinventarse, a una edad en la que no estaban pensando en hacerlo. En lo que respecta a lo intangible, fuimos una generación muy esperanzada en los cambios. Teníamos mucha ilusión ante ellos, creíamos que íbamos a construir una sociedad mucho más justa y, a día de hoy, seguimos viendo, a pesar de nuestras luchas, los techos de cristal, las brechas salariales… Y eso es lo que nos indigna y nos cansa.
Cuentas en el libro una anécdota que tiene que ver con el sexismo que inculcamos a los más pequeños. Ibas a comprar un mueble y, si era para niños, te dijeron que los tiradores serían barcos. Si eran para niñas, corazones…
Creo que ahí está la clave, y es justo en lo que nunca hemos entrado. La educación es el ámbito donde más se resiste el machismo y donde no hemos conseguido entrar. Todo el capitulo 1 de la Ley contra la violencia de género está dedicado a la educación, pero la idea de educar en la igualdad nunca ha penetrado. Las expertas en educación y coeducación dicen que es algo que se aprende entre los cero y los tres, no es viable intentar modificar las conductas sexistas a los catorce… pero no se les hace caso. No somos conscientes de que la igualdad se aprende, y la desigualdad también.
Trabajaste con Bibiana Aído en el Ministerio de Igualdad. ¿Por qué crees que la gente no entendió y criticó tanto aquel Ministerio?
Porque se construyó en torno a él un relato mediático absolutamente destructivo. No ya crítico, ojalá hubiera sido un relato critico: fue destructivo, hiriente. Como siempre ha ocurrido en la Historia del Feminismo, cuando no tienes motivos, argumentos o datos, construyes tu mensaje en torno a la burla, la crítica o el desprestigio infundados. Casi todo lo que se dijo del Ministerio fue mentira, y creo que fue porque, al margen de las reformas reales que se pudieran hacer desde él, simbólicamente era muy potente: tener un organismo dedicado en exclusiva a proteger a la mujer hizo que muchos se vieran amenazados.
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