De nuevo, hacemos historia
El beso de Bastian, hombre transexual, a Marina, en Operación Triunfo de TVE, que ha hecho correr ríos de tinta por la visibilidad en una cadena nada propensa hacia la realidad y derechos del colectivo LGTBI, es la consecución de 40 años de lucha por las libertades en este país. Las personas trans, consideradas peligros sociales, han vivido en cárceles, penados por escándalo público, o bajo el estigma y el ostracismo social. Al tiempo que la España de los derechos civiles comienza avanzar en esta materia, en 1987 se consigue el primer logro gracias a una sentencia que posibilitaba el cambio de nombre y sexo (con cirugía genital) y en 2001 se emite una circular de la Fiscalía en la que las personas transexuales con cambio de sexo registrado ya pueden contraer matrimonio. Hasta ese momento se anulaba cualquier matrimonio de distinto sexo donde uno de los contrayentes fuera una persona transexual. En 2007 se posibilita por primera vez el cambio de nombre y sexo de las personas transexuales sin necesidad de cirugías y, mientras tanto, leyes autonómicas integrales de transexualidad, como la de la Comunidad de Madrid, Valencia, Canarias o Andalucía, han supuesto más derechos y más visibilidad, dando especial relevancia a las y los activistas transexuales en estos 40 años.
Desde el amanecer de la democracia hasta este martes 28 de noviembre, se ha comenzado a escribir un nuevo capítulo en la historia de los derechos de las personas transexuales de este país. En el Congreso de los Diputados se ha debatido la reforma de la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, para permitir la rectificación registral de la mención relativa al sexo y nombre de los menores transexuales y/o trans. El objetivo es modificar las exigencias establecidas en el artículo 4, suprimiendo la obligación de aportar o acreditar cualquier tipo de documentación médica, ni haberse sometido a cirugías genitales o terapias hormonales. Esta modificación posibilita, a su vez, a los menores de 16 años solicitar el cambio sin necesidad de autorización paterna y también regula el cambio de sexo y nombre en la tarjeta de residencia o permiso de trabajo que les haya sido expedido a las personas extranjeras. Además, supone el reconocimiento del cambio de sexo registral de las personas intersexuales.
Todos los grupos parlamentarios han votado a favor, menos el Partido Popular, que una vez más vuelve a traicionar al colectivo trans y LGTBI. Votó en contra del matrimonio igualitario en 2005 y luego lo recurrió en el Constitucional, votó en contra de la Ley de Identidad de Género en 2007 y tampoco votó a favor en la reciente aprobación de la toma en consideración de la Ley LGTBI, a pesar de haber firmado un contrato para poder asistir al WorlPride. En suma, no creen en la igualdad LGTBI y su espíritu es intrínsecamente LGTBIfóbico.
Esta reforma de ley, registrada por el Grupo Parlamentario Socialista en febrero de 2017, antes que cualquier otra iniciativa posterior con un apartado similar, era una demanda continuada de madres y padres de niñxs transexuales, debido a su urgencia ya que lxs menorxs crecen y no saben de tiempos y trámites parlamentarios.
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