Acoso sexual en el trabajo: pocas denuncias y sin casi protocolos para combatirlo
Una palmada en el culo, ascensos a cambio de acceder a tener sexo, comentarios subidos de tono, tocamientos… Eurodiputadas, actrices, periodistas o modelos llevan semanas sacando a la luz pública el acoso sexual que han sufrido mientras ejercían su trabajo. Es la punta del iceberg del acoso sexual laboral: hay pocos datos pero los que hay muestran que es un fenómeno extendido que se denuncia y se juzga poco.
Las denuncias apenas llegan a los juzgados y tampoco a la Inspección de Trabajo. Entre 2008 y 2015, la Inspección hizo 1.500 requerimientos a empresas relacionados con casos de acoso sexual laboral que involucraron a 2.484 trabajadoras, según datos recogidos por UGT. Las multas impuestas en esos siete años ascendieron a 237.748 euros. En el mismo periodo, solo 49 sentencias en las que los tribunales condenaron a un agresor por este delito.
«Hay muy pocas mujeres que den el paso de denunciar, hay mucha vergüenza y mucho miedo. Los casos que llegan a los tribunales suelen ser los más flagrantes. Hay que tener en cuenta que este acoso lo suelen ejercen superiores y hay temor a represalias. En muchos casos se revictimiza a la víctima, es a ella a quien se cambia de puesto de trabajo o contra quien se toman las medidas», explica la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas.
Una herramienta útil contra el acoso en el trabajo, dice Fermín Yébenes, portavoz de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo (UPIT), son los protocolos de actuación: documentos que fijan el procedimiento a seguir, que ofrecen a las víctimas apoyo y marcan las medidas a tomar cuando la empresa tiene conocimiento de un caso de acoso sexual. «Al menos intimida a los depredadores: no dejan de existir, pero les hace tener más miedo a ser descubiertos», asegura. El problema, apunta, es que son solo las grandes empresas las que suelen tener estos protocolos cuando el 70% de la población laboral trabaja en pequeñas y medianas empresas.
Antoñanzas está de acuerdo: «Estos protocolos siguen siendo algo residual. Es algo que debe tratarse en la negociación colectiva». La sindicalista habla también de la necesidad de que el personal de recursos humanos y de los comités de empresa esté formado y de que los convenios colectivos incluyan medidas de protección, como asegurar que ninguna mujer víctima de acoso sexual pueda sufrir perjuicios laborales.
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