Hipatia: ocho años educando en la diversidad
Hace ya ocho años que los primeros alumnos y alumnas de la Ciudad Educativa Municipal Hipatia-FUHEM de Rivas Vaciamadrid entraron a las aulas para convertirse en parte de su gran familia. Una comunidad escolar cuyos miembros viven la educación en sintonía con los valores de la diversidad, la inclusión, el cuidado del medio ambiente y la justicia social. Ahora, con las bases del proyecto ya asentadas, Hipatia mira al futuro para continuar abriendo camino a través de la innovación educativa, del fomento de convivencia pacifica y de una mirada ecosocial.
Hablar del Hipatia —como se conoce, a secas, este centro educativo en la zona— es hablar de valores añadidos: de ademases, en palabras de sus directores, Pilar Rodríguez (Directora de Secundaria) y Carlos Méndez (Director de Infantil y Primaria). Se trata de un centro concertado (el primero de Rivas), que atiende todas las etapas educativas, desde el primer ciclo de Educación Infantil (de 0 a 3 años), hasta el Bachillerato o, incluso, la Formación Profesional (FP) ,con un Proyecto Educativo único que adapta sus metodologías y valores a cada una de las etapas; y que cuenta con el aval, de la FUHEM, titular de centro. La FUHEM es una entidad sin ánimo de lucro con una larga trayectoria en el ámbito de la educación laica y ecosocial. que tiene la titularidad de otros dos centros de Madrid: el colegio Monserrat y el colegio Lourdes.
Desde la primera etapa educativa, desde la escuela infantil de 0-3, ya comienzan a trabajarse algunos de los aspectos que marcan la vida educativa del centro: la cooperación, la experimentación, la inclusión y la diversidad. La escuela infantil de Hipatia no es una escuela cualquiera. “Las familias pueden encontrar el pasillo del módulo de Infantil lleno de hojas en otoño, al alumnado en pañales pintando con témperas con sus manos y sus pies, o experimentando distintas sensaciones con arena y agua”, explica Carlos. El aprendizaje transcurre sin presiones, “con un gran respeto a este momento de la vida, a través del juego heurístico y del descubrimiento“, añade el director de esta etapa educativa. Más adelante, ya en el segundo ciclo de Infantil, las sinergias de esta ‘ciudad educativa’ se aprovechan para mejorar el aprendizaje. Así, se puede encontrar a alumnado de 3 a 6 años realizando alguna actividad culinaria en las cocinas que utilizan los estudiantes de FP de Hostelería, o a chicos y chicas de Secundaria acompañando en las lecturas compartidas como madrinas y padrinos de los más pequeños.
Estos acompañamientos son un ejemplo más de la red de cuidados mutuos que se ha tejido en el colegio. “Somos un centro abierto. Una de las cuestiones que más nos agradecen las familias es la cercanía, no solo de los profesores, sino también del personal no docente, que también participa de los valores de nuestro proyecto educativo”, afirma Méndez. Unos valores que se fomentan también entre el propio alumnado, favoreciendo acciones de ayuda entre iguales que favorezcan el aprendizaje conjunto y la construcción colectiva del conocimiento. “Por ejemplo, en infantil se favorece el trabajo por ‘parejas de gemelos’: los gemelos durante un periodo de tiempo trabajan juntos, aportando y negociando en la realización de distintas actividades dentro de proyectos o rincones”, explica Pilar, que, a pesar de dedicarse actualmente a la dirección de Secundaria, comparte con Carlos su pasión por estas etapas educativas. Ambos directores contagian los mismos valores de cooperación, trabajo conjunto y entusiasmo por la educación.
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