Pornonativos
Cuatro hombres raptan a una mujer, le arrancan la ropa y la violan de todas las formas posibles. Ella llora, chilla e intenta escapar. Este es el vídeo pornográfico online más visto de Internet. Tiene 225 millones de visitas.
No acostumbro a hablar en esta columna de lo que tratamos en Equipo de investigación, intento explorar otros temas. Pero el programa que emitimos hace unos días, titulado Pornonativos, nos dejó a todos trastornados, especialmente a los que somos padres. El punto de partida fue buscar la respuesta a por qué, en poco más de tres años, ha habido más de cien violaciones en grupo a mujeres, muchas de ellas protagonizadas por menores. Las respuestas nos dejaron helados.
Los niños consumen porno desde el primer instante en que se les da un móvil conectado a Internet. Por curiosidad, porque todos lo hacen o incluso por adicción, pueden llegar a consumir hasta cinco horas de porno al día. Se esconden para hacerlo en la escuela, en las extraescolares y, por supuesto, en su habitación. Sean aún niños con su sexualidad y madurez emocional por descubrir o adolescentes a medio hacer, ¿qué es lo que ven? Horas y horas de vídeos donde en el 89% de los casos hay agresiones físicas, habitualmente contra mujeres. Además están representadas las apetencias sexuales más extremas, que los niños normalizan como lo más habitual, lo que hay que hacer cuando empiezan a tener sexo de verdad. Por cierto, cada vez más jóvenes. Se llega a normalizar el sexo extremo por empacho: cada vez se buscan emociones más fuertes.
Leer el artículo de Glòria Serra completo en La Vanguardia.