Arquera, socióloga e investigadora del Conicet: la historia de Gabriela Gartón
Los inicios en el fútbol de Gabriela Gartón -unas de las arqueras de la Selección en el Mundial de Francia- fueron distintos a los de sus compañeras; ella no tuvo que escuchar vos no podés porque sos una nena. A los 8 años comenzó a jugar en cancha de 11 en un equipo femenino de Estados Unidos, donde nació y se crió hasta que a los 23 años decidió vivir en el país de su mamá y se nacionalizó argentina.
«Allá para nada es un espacio cerrado para mujeres; al contrario, es uno de los deportes más populares entre las mujeres mientras que entre los hombres es más marginal. Hay un chiste en Estados Unidos que dice que los varones que juegan al fútbol son afeminados. Es totalmente lo opuesto a lo que ocurre en Argentina donde se ha construido como un espacio masculino», compara.
Cuando se instaló en Buenos Aires hace seis años, intercaló el fútbol con el estudio y llevó su pasión por el deporte a su tesis de la Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural en el Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM. Así fue como este mes publicó su libro Guerreras. Fútbol, mujeres y poder (Capital Intelectual).
«El título del libro destaca sus puntos centrales. Es un trabajo sobre el fútbol de mujeres, y por eso los primeros dos, y el otro es por las disputas de poder que se dan entre instituciones, jugadoras y dirigentes por los recursos que se destinan a la actividad. Hay mucho dinero y poder en juego en el fútbol y el ingreso de las mujeres empieza a generar cuestionamientos«, explica la jugadora de 29 años que además es becaria del Conicet.
¿Por qué eligió ese objeto de estudio? Garton lo resume: «Cuando entré en contacto con el fútbol femenino de Argentina, vi todos los problemas y las desigualdades que existen entre el fútbol masculino y el femenino. Me empezaron a surgir muchas preguntas y sentí que mi formación en Letras (se recibió de licenciada en Estudios Hispanos en la Universidad Rice de Houston) no me daba la posibilidad de responderlas. Así que comencé un posgrado y me postulé a la beca doctoral del Conicet para hacer el doctorado en Ciencias Sociales de la UBA. Fue por eso: necesitaba analizar mejor la situación».
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