La historia del primer partido mundial (reconocido) del fútbol femenino
En este pequeño estadio no hay una placa ni nada que conmemore aquel partido de hace tanto tiempo. Varias jugadoras cuentan que ni siquiera sabían que iba a ser tan importante hasta el silbatazo final. Una de las mejores integrantes del equipo no pudo estar: no le dieron oportunidad de faltar a su trabajo.
Fue hasta décadas después que los oficiales del deporte, que por mucho tiempo ignoraron el fútbol femenino y que permitieron que se prohibiera en lugares como Inglaterra, Francia y Alemania, le dieron una mayor significación a ese día. Como si pudieran adjuntarle valor histórico para resarcir errores.
El sábado 17 de abril de 1971, una noche fría, Francia derrotó a los Países Bajos 4-0 en el estadio Auguste Damette. Alrededor de mil espectadores pudieron ver a la mediocampista Jocelyne Ratignier anotar un triplete. Algunas de las futbolistas francesas dijeron que fue hasta después del triunfo que les comentaron que ese partido era para clasificar a un Mundial Femenino no oficial que se disputaría en agosto del mismo año en México.
Poco antes de que empezara el siglo XXI, la FIFA decidió reconocer ese partido como el primero oficialmente disputado a nivel internacional por selecciones femeniles. No lo era. Inglaterra y Escocia habían tenido partidos a finales de la década de 1800. En 1920 un equipo francés jugó contra uno inglés; antes las capitanas se dieron un saludo de beso en la mejilla como muestra del espíritu deportivo (y ese fue el momento del partido que muchos medios a nivel mundial destacaron, de acuerdo con Jean Williams, historiadora deportiva).
Ese partido de 1971 es especialmente interesante como episodio originario del Mundial de Francia 2019; un recordatorio destacado de cómo el deporte fue evolucionando en Francia y más allá.
Las integrantes del equipo de hace casi cincuenta años eran aficionadas; muchas eran estudiantes. Las hacían de menos; recuerdan comentarios de que debían regresar a sus casas y tejer. Hoy en día, la selección está formada por profesionales que refinan sus habilidades en una liga local en auge.
Y el reconocimiento de la FIFA a ese partido es como una admisión tácita de las décadas en las que FIFA les falló a la futbolistas. Hasta 1991 no hubo un Mundial Femenino oficial y, de hecho, la FIFA vaciló respecto a prestar su marca para ese evento en el que doce equipos se pelearon la copa.
“Es increíble ver cómo ha cambiado la mentalidad al respecto”, dijo Colette Guuyard, de 67 años y quien fue mediocampista en el equipo de 1971. “Las mujeres ya no tienen por qué solo lavar sus calcetas”.
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