Invertir en la mujer africana, garantía de éxito
Una mujer muestra su cabaña en una aldea de Níger, una cama con unas mantas de flores, algunos cacharros apilados y decenas de niños, cabras y tierra la rodean en la puerta, otras limpian el arroz tirándolo desde arriba en bandejas, otra cose ropas en un taller, otra riega una cosecha a la orilla del río, una niña carga decenas de litros de agua en la fuente, una mayor cuenta lo complejo de su lucha como presidenta de una asociación por evitar los matrimonios de menores en uno de los países con la tasa de fertilidad más alta de mundo… Son momentos cotidianos de vidas anónimas de mujeres de Níger, el peor lugar del mundo para ser ellas.
De los 20 países identificados como los peores para vivir siendo mujer, 16 están en África, según cataloga la organización ONE. Son: Níger, Somalia, Malí, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Chad, Comoros, Liberia, Guinea, Burkina Faso, Benín, Sierra Leona, Gambia, Yibuti y Mauritania. Sus niñas van menos años a la escuela, las adultas no tienen acceso a cuentas bancarias, y la representación política es mínima Este es uno de los datos recogidos en el informe Mujeres africanas, mirada al futuro, presentado en octubre pasado por la fundación Codespa.
«Es de los resultados más relevantes del análisis, por eso proponemos medidas para sacar una lectura proactiva de los datos. Hay que poner el foco en el lugar donde se debe enfatizar el trabajo por la igualdad. Y no solo es además una situación de justicia social, es inteligente. Si se invierte en la mujer, los impactos que se generan en el desarrollo de los países son muy destacados», declara Natalia Amiano, directora de comunicación de Codespa, que apunta a la inversión en cinco campos de acción considerados clave para cumplir el quinto Objetivo del Desarrollo Sostenible (ODS): «Lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas».
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