Marta Roqueta-Fernández, periodista: «El amor como institución ha servido para reproducir una serie de desigualdades»
En De la manzana a la pantalla. Amor, sexo y deseo en la época digital (Editorial Milenio), Marta Roqueta-Fernández analiza cómo el patriarcado, el capitalismo, el racismo, el capacitismo y el mundo digital basado en la rapidez y la acumulación configuran nuestra visión del deseo y del amor. Un ensayo feminista pensado para jóvenes que rompe muchos tabúes y que reivindica el amor como cuidado y defiende que «para amar y desear como queremos tenemos que entender la institución que se ha construido alrededor de un tipo de amor».
¿Para qué público pensaste este libro y cuál era tu intención con él?
El libro forma parte de una colección de ensayos pensados para jóvenes a partir de los 16 años. La idea del libro es mostrar a los jóvenes cómo son las relaciones de poder que afectan a cómo amamos. Este libro también tiene éxito entre adultos, y yo reivindico mucho la literatura para jóvenes. Los libros para jóvenes parten de cero y tratan de explicar todo de manera clara y por eso pueden llamar la atención de adultos.
En tu libro haces un análisis de la idea del amor que se nos ha ido imponiendo en la sociedad y lo relacionas con lo racial, la diversidad sexual, la diversidad funcional y el capitalismo. ¿Por qué?
La conclusión más importante del libro es que ante el amor como imposición, lo más revolucionario es amar, cuidar. Como dice Bell Hooks, vemos el amor como algo que nos cae, que es misterioso y que no podemos hacer nada para controlarlo. Y el nombre de este amor como institución ha servido para reproducir una serie de desigualdades. La centralidad del amor romántico se ha convertido en una institución que ha servido para afianzar regímenes de poder racial y capacitista. Y también una función del capitalismo, porque la familia nuclear se basa en una división sexual del trabajo.
Para amar y desear como queremos tenemos que entender la institución que se ha construido alrededor de un tipo de amor, el romántico y de una forma de amor romántico. A mí me gusta distinguir entre el amor romántico como institución y el amor romántico como práctica. Ha habido discursos feministas que han dicho «abajo con el amor romántico». Sin embargo bell hooks decía que es un tipo de conexión que tú puedes establecer con una o más personas independientemente de su género o de su condición física.
Además, ahora está la moda de que el poliamor es lo más maravilloso y Coral Herrera y Brigitte Vasallo dicen que hay un modelo neoliberal. Zygmunt Bauman habla de esas relaciones de bolsillo o líquidas, que en función de la necesidad te cojo y cuando estés enferma la sopita caliente que te la traiga tu madre. Ahora que estamos diciendo abajo el amor romántico el peligro es institucionalizar otras cosas, como el poliamor. Porque en esa institucionalización siempre hay una intención de perpetuar el poder.
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