Claves para un ‘homeschooling’ sostenible para un confinamiento prolongado
En este contexto, surge una nueva realidad: la escolarización en casa. De manera imprevista más de diez millones de estudiantes de todos los niveles educativos deben permanecer en casa y los docentes se ven obligados a realizar una transición forzosa desde la escolarización presencial a una nueva modalidad nunca ensayada con este volumen de estudiantes y casi sin tiempo para su preparación.
Obviamente, la escolarización en casa no es ninguna novedad. Ya sea en familias que quieren para sus hijos una educación religiosa o ideológica determinada o ya sea porque hay familias que creen que pueden ofrecer a sus hijas e hijos una mejor educación que la ofrecida por la escuela presencial, ya sean familias insatisfechas con el actual sistema educativo o familias con hijos con necesidades educativas especiales , el homeschooling es en muchos países un movimiento minoritario emergente de familias que escolarizan a sus hijos en casa, cuestión que en nuestro país, como en muchos otros, es objeto de un encendido debate legal y ético en torno al sentido de la escolarización obligatoria (iv).
La situación actual de confinamiento no es, en este sentido, una experiencia de escolarización en casa comparable con el movimiento del homeschooling. Por un lado, las familias no han elegido escolarizar a sus hijos e hijas en casa, como tampoco los adultos han elegido teletrabajar o permanecer confinados; además, estamos hablando de una experiencia acotada en el tiempo hasta el momento que logremos vencer al virus, lo cual esperemos que ocurra pronto por el bien de todos. Por otro lado, en esta situación que estamos viviendo el currículo no lo determinan las familias sino que estas son mediadoras de un currículo que proviene del contexto escolar: en la situación actual, los docentes siguen siendo los responsables últimos del aprendizaje de los estudiantes. Así pues, estamos en una situación de escolarización en casa pero con claras y fundamentales diferencias respecto al homeschooling.
Sin embargo, la pregunta que surge en este momento es evidente: ¿podemos aprender algo del homeschooling que sirva para garantizar no solo la calidad sino la sostenibilidad de la escolarización en casa mientras dure el confinamiento? Aunque la dificultad de investigar la escolarización en casa es grande (v), existe una amplia literatura sobre este asunto y quizás podamos encontrar en el homeschooling algunas ideas que puedan servirnos en estos momentos de gran excepcionalidad de tal forma que podamos hacer que la experiencia de “escolarización forzosa en casa” sea globalmente satisfactoria y sostenible.
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